Anunció este portal de noticias que algunos alcaldes de nuestro Norte (no se supo cuáles y cuántos) se reunieron en Cartago en un restaurante con el anfitrión, para acordar una asociación de municipios. La escueta noticia tampoco divulgó ningún documento en el que se hubiera plasmado esta intención y nos quedamos sin saber, porque no los conocemos, cuáles en la foto son esos alcaldes -se pudo colar algún lagarto… que nunca falta- y si después del condumio hubo brindis… que tampoco sobra.
Pero a pesar de que estamos -al menos yo- en ayunas, la seriedad de este medio de comunicación y el registro gráfico nos obligan a creer que ahora sí se está pensando en esta parte del departamento como un todo. Que se reconoce que tenemos grandes problemas comunes, cuya solución se debe abordar de consuno, para no perder esfuerzos ni recursos. Sería bueno, sí, que se piense desde el comienzo en darle más alas a esta decisión, porque se puede -y se debe- volver una iniciativa que nazca aquí… pero que trascienda a todo el país. Eso haría muchísimo más fructífera la idea y, de contera, podríamos pedir que se nos tenga como el ejemplo, el laboratorio, en donde se demuestre la bondad de ella, lo que la convertiría en un paso grande para darle al proceso de descentralización la dinámica que ha perdido desde hace ya años.
Y no se trata de aceptar completamente la tesis del filósofo español Don José Ortega y Gasset -expuesta en su ensayo “La Redención de las Provincias”, recopilación de una serie de artículos suyos publicados en el diario El Sol de España, del 18 de noviembre de 1927 a febrero de 1928-, en el sentido de que el municipio no es la unidad política local, porque es infrapolítico y demasiado pequeño para resolver problemas de envergadura. Sería una perdedera de tiempo plantear siquiera esa idea, porque los municipios son una institución ya muy antigua y están en el alma de los ciudadanos. Pero sí se puede concluir que, juntos pero conservando sus propias identidades, se lograrían avances en el desarrollo territorial.
Repasando la historia, encontramos que el departamento solo tuvo acogida en nuestro país después de la independencia de España, cuando todo lo que oliera a ella era desechado. Se adoptó entonces esa figura administrativa, que es francesa, haciendo a un lado la de las Provincias, que sí es una herencia española. En varias partes de Colombia se conservó inclusive esa denominación, como en los Santanderes y Boyacá. El doctor Jaime Castro ha dicho que “las provincias están allí, a la vera del camino” y el ex presidente Carlos Lleras Restrepo propuso en su semanario Nueva Frontera de mayo de 1984 su “reaparición institucional”, denominación correcta del proceso de su nuevo papel en la historia de nuestro país.
Precisamente, nuestro Norte se llamó Provincia del Quindío y se conserva el texto de estudio para los estudiantes de entonces, publicado en 1892 en Popayán, obra del educador cartagüeño Heliodoro Peña Piñeiro, en el que enseñó a esas juventudes la historia y la geografía de esta parte del país, cuya capital fue Cartago. Por eso de manera reiterada he calificado a mi ciudad como “La Mamá del centro-occidente”, pues en su otrora inmensa jurisdicción aparecieron otras, como Pereira, Armenia y todos los municipios de ladera, obra de la colonización antioqueña. El único que no lo fue es Toro, casi tan antiguo como el nuestro. De manera, pues, que podemos reclamar esa reaparición de nuestra Provincia, tal vez ahora con el nombre de Quimbaya-Robledo, porque reúne esas dos identidades que nos caracterizan: la indígena y la española.
La idea sería (para emplear el verbo de moda) “socializar” este tema, convocando una gran reunión en Cartago con la presencia de los nuevos alcaldes, mesas directivas de los concejos, además de voceros de los gremios, entidades cívicas, líderes comunales para escuchar a expertos en el asunto. Luego expedir algo así como un Manifiesto Norteño, que reúna las propuestas de todos. Podemos emplear todo un día en esta labor y los resultados se verían casi de inmediato, pues este proyecto -por ser de interés nacional- debe ser abordado por el gobierno y el congreso. Y repito que tendríamos todo el derecho de pedir ser la Provincia Piloto para todo el país.
No es mi intención aguar la fiesta, pero hay que recordar que las asociaciones de municipios fueron excluidas de la Constitución de 1991, en donde había un artículo concreto sobre esa figura administrativa, lo que indica que el espíritu de los constituyentes fue prácticamente la de cambiarlas por las Provincias. No quiere eso decir que no se pueda crear esa asociación de municipios, porque esa unión se permite entre todas las personas jurídicas y los municipios lo son. Lo que digo es que podemos llevar la idea… más alto y más lejos, porque así se lograrían obtener los ingentes recursos que requieren las obras que nos sacarían adelante: acueducto provincial, universidad del mismo orden, hospital de tercer nivel, bancos de maquinarias que cubran las necesidades de los 18 municipios, etc., etc., etc. Muchos etcéteras.
Vamos, pues, a apoyar todos a los alcaldes en este propósito. Y no es solo para que no aparezcan de pronto “patrasiados”. Es que ese… es nuestro futuro. Así de sencillo.
Coletilla: Que respiro es la sintonía de Blu-Radio desde su nueva emisora para el Quindío y nuestro Norte. Es que, como no se sintonizan aquí en AM ni Caracol ni RCN, estábamos bajo la dictadura de La W, a la que solo le falta entrevistar en inglés… a Blanca Nieves y los siete enanos. O adjuntarle un video a las explícitas explicaciones de la corresponsal en Miami sobre crudos temas sexuales, que son estimuladas por las carcajadas de las otras colegas y hasta por el director.
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