¿Los educadores podemos empacar la educación presencial, atravesar la frontera invisible sin el pasaporte de la virtualidad, y después desenvolverla, e instalarla, desconociendo el lenguaje del nuevo mundo virtual? Investigadores nacionales, reconocidos internacionalmente, han respondido a este interrogante.
El jesuita, Doctor en Pedagogía, Álvaro de Jesús Gómez Fernández, Vicerrector de la Universidad Bolivariana de Medellín afirma: No se puede pasar un horario cotidiano de colegio o de universidad a la virtualidad. No podemos replicar la presencialidad en la virtualidad. Son modelos absolutamente distintos. Las programaciones académicas son diferentes. (Foros Semana, 29 de abril 2020)
De manera similar Francisco Cajiao, Consultor de Ministerios de Educación en América Latina y Europa, ex rector de la Universidad Pedagógica, afirmó: No se trata de llevar el colegio a la casa exactamente igual con las asignaturas, con los horarios. Sé de colegios que han resuelto poner a los niños de uniforme frente al computador y con recreos para tomar las medias nueves. (Video conferencia: El papel de los maestros en tiempos de crisis. Editorial Magisterio tv. 2 de abril de 2020)
Julián De Zubiría, autor de 17 libros y Consultor de Naciones Unidas para la Educación dijo: Es un absurdo dar la misma clase que uno daba presencial (W Radio, 16 de abril. Cómo aprovechar el potencial de la educación virtual)
Al respecto una madre de la familia Liceísta, psicóloga y docente universitaria dijo algo muy práctico, aterrizado a nuestra realidad: Las clases no pueden ser a la misma hora del horario habitual. Pensemos en aquellas familias con más de un hijo, papás en teletrabajo y un solo computador o teléfono con acceso a internet.
Por último, es necesario tener en cuenta que la característica fundamental de la educación virtual es su flexibilidad en tiempo y espacio. Entonces no es comprensible que, en un momento de exploración investigativa en la Historia de la Pedagogía, los educadores utilicemos sólo la herramienta más sencilla: copiar, cortar y pegar la presencialidad en la virtualidad.
Nota aclaratoria
Las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Deja tu comentario