Casi todos los analistas serios de los medios de comunicación responsables (las redes sociales no son… ni lo uno ni lo otro) han coincidido en que la marcha del pasado jueves 21 fue un muy grande, contundente mensaje para este gobierno. La razón: no solo los mamertos -que tanto asustan a las almas devotas… y que parecen de botas- se hicieron presentes. Fue masiva y mayoritaria la clase media, como en Medellín, Barranquilla y casi todas las ciudades del país, incluyendo las del Eje Cafetero y nuestro Norte, estrato que no cree en fantasmas con apariencia de dinosaurios como los tales castro-chavistas. Desde hace 50 años vienen presagiando que el comunismo se tomará a Colombia y si Fidel no pudo, mucho menos el inmaduro vecino.
Hasta en los estratos altos se protestó, que no solo fue el caso de los cacerolazos de las señoras pelimoradas a las que les dio miedito salir a caminar en la cola de la fila y prefirieron hacerlo cómodamente desde las ventanas de sus penjauses. Muchos estudiantes los repitieron ayer. Esto comprueba que existen otros motivos, diferentes enfoques al tan trillado y ya gastado terror ante los grupos de la extrema izquierda, porque los “guerrilleros del Chicó” (como fueron calificados los señoritos bogotanos a quienes les dio en los años 80´s por posar de progresistas, bajo el ala de García Márquez) que podrían ser sus dirigentes de hogaño…hace rato que disfrutan cómodamente de sus herencias.
Entonces… hay que buscarle la comba a este palo y no dejarse asustar, ni siquiera descrestar, por lo que hizo una turba pequeña de malhechores profesionales, siempre al final de las pacíficas y hasta alegres movilizaciones. Y como parece que “hay un fantasma recorriendo el mundo” (¿quién dijo eso antes?) -porque estas protestas se están dando alrededor de todo el globo terráqueo- la explicación no es tan simplista y simplona como la de los beatos, que repiten cual loras mojadas todas las fake news distribuidas gratis como basura por fulanos que demuestran con eso… ausencia total de neuronas en sus cerebros. Tal vez murieron por un corto circuito que les trabó sus cables.
El rector de la Universidad Externado de Colombia, doctor Juan Carlos Henao (quien siempre va veinte pasos adelante) ha prologado el libro que publicó esa institución y cuyo autor es el francés Dominique Rousseau: “Radicalizar la democracia. Propuestas para una refundación”. Allí plantea que las democracias quedaron presas del principio de la representación, en el que ya muchísimos no creen. Y de este descrédito están contagiados todos los tres poderes públicos: ejecutivo, legislativo y judicial. Entonces, a los de a pie solo les queda protestar marchando.
Por esta potísima razón es que el pataleo no es únicamente contra este presidentico que tenemos… aunque sí es símbolo de la inoperancia. En artículo anterior dije que los tatuajes no solamente son físicos, sino que pueden serlo también en el comportamiento. Y las payasadas con las que demostró, en la campaña y después de electo, su verdadera personalidad -como las ridículas exhibiciones haciendo treinta y uno con un balón en la cabeza, o los desafinados rasgueos en la guitarra arrebatada groseramente a un verdadero músico- lo “tatuaron” indeleblemente.
Esa imagen ya no se la puede borrar. Por el contrario, con el ridículo hecho en plena sesión de la ONU, mostrando unas fotografías que después se comprobó no fueron tomadas en donde aseguró, o el show estúpido con el desteñido que le hace dúo como aspirante a la presidencia del vecino país, ratificó que es un buen representante de los que en las épocas del bachillerato calificábamos como “chicaneros”: unos aparentadores que se creían bajados de la nalga de apolo o la última cocacola en el desierto, pero que a la hora de nona, cuando se los apretaba… no salían con nada.
Como nada ha hecho para demostrar que es un líder. Todas sus propuestas se han hundido en el Congreso y se ha abstenido de apoyar las que son soluciones a algunos de los más graves problemas de Colombia, caso el proyecto anti-corrupción que dejó a merced de los politiqueros. Y se gastó un año intentando desbaratar lo que quedó plasmado en el proceso de paz del anterior gobierno, solo por eso… porque fue tramitado y aprobado en el del que sí se le zafó al que se ha creído el mandamás eterno de este país. Por eso, el porcentaje de su desfavorabilidad es tan alto: casi el 70% de los colombianos… no le come cuento. Sus intervenciones son, como lo dicen en La W, del mismo fulano, con el mismo saco, la misma corbata, el mismo atril y el mismo sonso discurso, aprendido de memoria.
Coletilla 1: Y hablando de falta de credibilidad en la democracia, que oso tan peludo el que hizo Cartago con el intento de elección de los integrantes de las Juntas Administradoras Locales -JAL- para todas las comunas y los corregimientos. Porque eso de que aquí ganó el voto en blanco… produce vergüenza. Cuando se trata de que esas entidades sean algo así como el semillero de nuevos líderes, da hasta susto pensar en el futuro de nuestra ciudad porque eso significa que, sencillamente… no lo tenemos.
Coletilla 2: Los recuerdos son un bálsamo para el alma y las fotografías antiguas rezuman ese lenitivo. Por eso produce tanta ternura entrar en la página de facebook que conduce Patricia Villalba y que nos muestra el antaño cartagüeño. Recuperar esa memoria del Cartago Antiguo es un deber de todos los que aquí vivimos y no solo de quienes lo tenemos en los genes, porque el espíritu de una ciudad no lo dan solamente las piedras ni los cementerios, sino los vivos, los que caminamos diaria y nochemente por estas largas calles. Es que pasado… sí tenemos. De mostrar.
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