¿Que nadie se muere de amor?

CiudadRegion.com | Cartago | 05 MAR 2015 – 4:46 pm

“Mi sufrimiento acabará con la muerte”, “Ya nada tiene importancia para mí”, son frases que cobran importancia cuando pensamos en el número de personas que deciden quitarse la vida para no sufrir por desamor. Marina* estuvo a punto de formar parte de esta cifra. Hace cinco años estuvo a punto de quitarse la vida, luego de separarse de su esposo tras descubrir que le había sido infiel. “Los primeros tres años de matrimonio fueron maravillosos, pero de pronto lo empecé a sentir extraño, y cuando le preguntaba si había alguien más, me decía que no. Un día le revisé el teléfono y me encontré conversaciones con una mujer a la que le decía mi amor, se contaban todo y pude ver que esto llevaba meses. Cuando lo confronté, lo aceptó.

Desde ese momento él se fue del apartamento y yo entré en una crisis profunda, no era capaz de ir a trabajar, sentí que el mundo se había terminado, renuncié y me la pasaba llorando, no comía, solo tomaba agua, me bajé 13 kilos.

Lo peor es que no le conté a nadie, me guardé mi dolor. Cuando pasaron seis meses, un amigo en común nos invitó a una fiesta y pensé que era la oportunidad para volver. Esa noche me dijo que me quedara con él y pensé que lo había recuperado, pero no fue así: me dio las buenas noches y se durmió, fue cuando entendí que no había vuelta atrás.

Recuerdo que desde que salí de su casa hasta llegar al apartamento solo pensé en la forma de quitarme la vida, no me sentía capaz de lanzármele a un carro o tirarme del balcón, pensaba más bien en tomarme algo, pensé en la ropa que me iba a poner y en sacar algunas fotografías para que me recordaran en mi mejor época.

Al llegar comencé a escribir una carta, quería pedirle perdón a mi mamá y explicarle que ella no tenía nada que ver con mi decisión. Quería contarle que había llorado, que sentía que a nadie le hacía falta. Cuando había escrito unos tres párrafos, tocaron a la puerta, era una amiga que nunca venía sin avisar porque vivía muy lejos y me impactó lo que me dijo: “Amiga, no pude dormir anoche, estaba muy preocupada pensando en ti. Dios me puso en el corazón que viniera y te dijera que sea lo que fuera que piensas hacer, no lo hagas. Rompí en llanto, y por primera hablé de todo lo que me pasaba y comencé a sanarme.

Han pasado ya cinco años y estoy en una nueva relación y me siento feliz, pero tuvieron que pasar dos años para sentirme recuperada del todo y para poder hablar del tema sin sentir dolor.

*Nombre cambiado a petición de la fuente

Para Leonardo Aja, director científico de la Corporación Buscando Ánimo y experto en drogodependencia, lo primero es conocer los tres tipos de suicidas: “Los altruistas (es el causado por una baja importancia de la individualidad), los anómicos (se da en sociedades que han sufrido traumas), y los egoístas (cuando se presenta la desintegración del sujeto frente a su entorno social); este último es el que está relacionado con el tema del desamor”. Aja asegura que las personas se sienten abandonadas por el ser amado y ven el suicidio como última alternativa ya que han puesto todas sus expectativas en una persona y al sentirse rechazadas viene la frustración. Y aclara que el suicidio, más que una causa, es un evento desencadenante. ¿La razón? Por naturaleza el ser humano es sociable y tiende a crear vínculos afectivos, el problema se presenta cuando estos vínculos no son equilibrados y es donde surge la frase ‘la economía del amor’, que se deriva de la idea de crear estos vínculos con personas que nos ayuden a cumplir nuestros intereses”.

¿Cómo reaccionar?

León Baquero (21) era el mejor alumno, muy perfeccionista, un buen hermano y un inmejorable amigo. Sin embargo, una noche decidió acabar su vida con un tiro en la sien. Una amiga cercana relata que se trató de un joven que vivió la vida muy rápido. “A su corta edad tenía las mujeres que quisiera, pues era muy guapo y galante, pero empezó a beber alcohol desde muy niño, a jugar en los casinos, a derrochar dinero y sus padres nunca ejercieron control sobre él. Los excesos le ganaron la batalla y tras una decepción amorosa decidió pegarse un tiro una noche en su habitación. Lo extraño, lo pienso y lo recuerdo como mi primer gran amor”, revela la mujer.

Aunque no siempre es sencillo entender a una persona que atraviesa esta situación, sí es posible ayudarla. La premisa en este caso dicta que es mejor actuar en exceso y no por defecto, o sea, es preferible tomar acciones preventivas aunque parezcan excesivas. “Aquí se aplica lo que en medicina forense se denomina la autopsia psicológica, que consiste en recrear la dinámica de un individuo antes de su muerte para determinar las posibles causas del suicidio. Esta misma técnica se puede aplicar cuando se detecta un problema. La gran mayoría de las personas que piensan en suicidarse lo manifiestan de alguna manera: se puede percibir un fuerte sentimiento de desamparo, se ven ansiosas, expresan sentimientos como ‘todo estaría mejor sin mí’, ‘soy un estorbo’. Estas, aunque son acciones claras, no indican que indiscutiblemente se vaya a presentar una acción definitiva, pero es bueno estar atentos. Otras maneras de evaluar la situación es identificar si hay un uso o abuso de sustancias como cigarrillo o licor, si hay alteración de los hábitos de alimentación, además se vuelven introvertidos”, concluye Aja.

También es un ataque psicológico

Estas conductas o amenazas sobre las mismas personas también se convierten en un tipo de manipulación, es decir, un recurso por mantener a la pareja cerca. “Si me dejas, me mato”. ¿Qué hacer cuando quien fuera tu compañero o compañera intenta manipularte? Lo primero es nunca ceder ante una amenaza o chantaje emocional, eso solo hará que los chantajes continúen y se vuelva un ciclo interminable. Canalizar todo ese interés sugiriéndole que busque ayuda profesional.
Poner en conocimiento a sus familiares para que se conviertan en una red de apoyo. Recuerda que nadie puede obligar a otra persona a que lo (la) quiera.
 
¿A quién acudir?

Si te encuentras en una situación similar o conoces a alguien que lo esté, puedes buscar ayuda con la Corporación Buscando Ánimo. Para contactarte escribe al correo www.buscandoanimo.org “El primer paso es agendar una cita para conocer la situación específica e iniciar un proceso con el individuo o con su familia (dependiendo de la situación). En caso de ser necesario se procede a una hospitalización de urgencia, pero es importante que las personas recuerden que la hospitalización no soluciona, solo contiene, es fundamental que se hagan un tratamiento psicológico y un acompañamiento permanente”.

Fuente: ALÓ

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