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Los preparamientos

Algunas cosas indican que en la Casa de Nariño están aficionados a leer obras en el castellano más antiguo, porque la conjugación de los verbos parece salida de páginas vetustas (como el ya famoso “lo querí”) y hay sustantivos que hoy en día ni siquiera se conocen, pero que sí aparecen en el Larousse, aunque con la observación de poco usadas. Tal es el caso de “preparamientos”, que hizo alzar las cejas de quienes se lo escucharon al primer mandatario, apenas pocos días después de abrir su corazón y contarnos los afectos que sintió por el fallecido ministro de defensa.

No hay que asustarse creyendo que una anormalidad mental afecta la salud presidencial. Son solamente algo así como sospechosos defectos en el raciocinio lógico que habría adquirido en su primera niñez, o problemas de vocalización, o disfasia por algún golpe al caerse de la cuna. Hasta gente tan sana como el muchachito que juega ahora fútbol en un equipo inglés… gaguean que da miedo. Y muchas veces dicen pendejadas, sin que por eso les rebajen el sueldo y mucho menos su fama. Tranquilos pues, que eso tampoco es contagioso. Si mucho, alguna indigestión producida por la lectura desordenada -sin ninguna guía- de los libros que menciono arriba. Es que los primeros balbuceos de cualquier idioma son ininteligibles en la hora de ahora.

Se puede entender más o menos bien y sin devanarse los sesos lo que se va a hacer para vacunarnos a todos los ciudadanos y cuáles son esos “preparamientos”. Eso no significa que le veamos lógica a esos intentos (porque eso son apenas: propósitos, ganas) y que estemos de acuerdo con lo anunciado, porque lo que se ha visto es una completa improvisación -igualmente tardía, por lo demás- que marca diferencias con el resto de los países latinoamericanos. Los vecinos Perú, Ecuador, Chile y algunos de Centro América hace semanas que están chuzando a sus habitantes. Las explicaciones que parecen apenas excusas tontas, en el sentido de andar despacio para no cometer errores, es otra lectura equivocada de una lengua ya muerta como el latín, porque ese “qui va piano va lontano” no es otra cosa que la justificación… para el andar de las tortugas.    

Y si a todo esto le sumamos las dificultades que aparecen en nuestra geografía y los diferentes pisos climáticos -verdaderos atentados contra las temperaturas que necesitan las vacunas para su conservación- la cosa parece que se va a demorar aún más, si es que los laboratorios que las producen cumplen con las entregas prometidas. El que produce la Astra-Zeneca ha tenido muchas complicaciones con la Comunidad Europea, que alega la falta de por lo menos una fase en la comprobación de sus efectos para los mayores de 65 años. Todos esos países ya la prohibieron.

Preguntas obligadas como oriundo de esta parte del Valle del Cauca: a los 18 municipios norteños… ¿cuál de todas llegará? ¿de que mega congelador dependerán? Porque allí no más, al otro lado de nuestro río De la Vieja, habrá uno. El que enviaron a Cali queda a 200 kilómetros mal contados, por una carretera en pleno valle geográfico con los calores propios de la orilla de otro río. Tres horas son demasiadas para evitar que se dañen las que nos manden.

Agreguemos que la alcaldía de Cartago ha demostrado ya, no solo un acatamiento total a lo que digan desde Cali, sino la improvisación para adecuar las soluciones a nuestras propias realidades. Hasta los elementales decretos para fijar los pico y cédula cambian de un día para otro, como ha sucedido en por lo menos dos oportunidades, lo que comprueba una descoordinación inexplicable con la gobernación del departamento. Si para eso tan sencillo no aciertan… imaginemos lo que va a suceder con las vacunaciones. A este paso pueden ser un despelote de la madona. Parece que no tuviéramos autoridades locales y que dependemos de lo que digan los caleños. Dios nos lleve de su mano, decían las abuelas. Vamos a tener que estar muy atentos a esos… preparamientos.

Ni qué decir de las opiniones que cambian cada semana, como por ejemplo el uso de los tapabocas. En un comienzo dijeron que los quirúrgicos eran de exclusivo uso de los médicos y personal en contacto estrecho con los contagiados. Luego que no, que también para el común de los ciudadanos. Que los no aconsejados son los de tela. Y el fin de semana, casi como un extra, una señora atragantada y un muchachito jadeante -aduciendo los dictámenes de los sabihondos de turno- nos anunciaron que el último descubrimiento es que los quirúrgicos se llenan de bacterias y que hay que echarlos a la basura cada día y que los de tela sí se pueden lavar. Dieron como recomendación final otro que vale el triple. Huele eso a guerra entre los fabricantes… con posibles coimas a algunos medios de comunicación que se ocultan detrás de periodistas nuevones.

Coletilla: Tonta por lo inútil la larga polémica en Blu-Radio sobre el uso de sustantivos que llamaron incluyentes. Por la mañana entrevistaron a una magistrada de la Corte Constitucional que, en una sentencia, adujo al margen su preferencia por el tradicional “todos” -en masculino-, porque hace referencia al total de los mencionados sin importar si son hombres o mujeres. Y que prefiere la llamen señora juez, en lugar del horrible jueza. Quien dijo miedo: por la tarde otros integrantes de esa cadena radial zanjaron sus diferencias de opinión a los gritos. Lógicamente eso debió ser con la anuencia del director del programa para que fuera incluido en los libretos. Uno de ellos que se exhibe un día sí y otro también como miembro del l.g.b.t.i., invitó a los oyentes para opinar si se debe decir todos, todas o “todes”. Qué tal eso. Y a la media hora dieron el reporte diario de contagiados por el  bicho… y el número de fallecidos.

Nota aclaratoria
Las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.

Gustavo García Vélez

Cartagüeño raizal, bachiller del colegio Liceo Cartago, egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre, ex concejal liberal de Cartago, comentarista público desde hace más de 30 años en medios impresos y radiales.

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