Como ser humano y como músico, hay ocasiones en que comparto mi mundo sonoro interior, y si ha sido de tu agrado en algún momento, es porque, así como yo eres un amante de lo invisible. Aquel mundo de maravillas donde alguna vez, un chico real me contó que lo esencial de la vida es invisible a los ojos, y que, si quería encontrar la belleza de todas las cosas debía buscar en mi corazón.
Así como la música que es invisible a nuestros ojos, existen otras cosas que tampoco podemos ver, y que, en lugar de gozo nos provoca dolor, desesperación e incertidumbre; como la soledad. En esta temporada de aislamiento quiero enfatizar la gran prueba que están pasando los solitarios, aun con todo, los invito a ver en lo invisible y darse cuenta de lo esencial. Del mismo modo que pueden escuchar su voz interior e intangible al leer este escrito, les mostraré en los siguientes párrafos esos pequeños rayos de luz amalgamados en la sombría soledad.
Parafraseando a Roberto Pérez la Sol-edad es la práctica introspectiva de ponerle sol a la edad e iluminar tu experiencia de vida para verla y vivirla desde otro panorama, uno con más significado. De hecho, el desafío es sumergirte en el silencio de tu interior, encontrar esa puerta que ha estado allí oculta tanto tiempo, tomar la decisión de abrirla sin importar las tinieblas que te rodeen, y finalmente, llenarte de valor para encender la luz reveladora que te mostrará muchas cosas que has dejado allí guardadas y olvidadas hace tiempo.
Entre dichas cosas encontraras, un pasado con muchos vacíos y deudas por saldar, algo que falta por completar y que por diferentes circunstancias haz pospuesto; tal vez un sueño, un proyecto, un anhelo o simplemente, una disculpa. Eso que ha estado incompleto, tal vez desde hace años, meses, días o incluso horas. Una ausencia recurrente que nos provoca la sensación de intranquilidad y lo peor es que aprendemos a vivir así; fragmentados, inconclusos, y en efecto, sin paz en lo esencial, en nuestro corazón.
Nos han enseñado desde la escuela que la paz es la ausencia de guerra o de conflicto, pero hoy quiero compartirles otro concepto de paz, una que es práctica, no es pasiva sino por el contrario, activa y propositiva. Ese significado tan maravilloso nace de la palabra hebrea Shalom, que nos invita a restaurar aquello que tenemos incompleto en nuestras vidas, en un rico concepto bíblico que habla de la responsabilidad de cada ser humano de practicar la paz, de hacer Shalom o completar eso inconcluso a diario, constantemente, cada minuto y cada segundo de nuestra existencia.
Para ilustrar esto en nuestro diario vivir, cuando salimos de casa y por alguna circunstancia tenemos algún pleito familiar, no importa lo mucho que tratemos de ignorarlo, sentiremos que algo falta, inclusive si nos ocupamos en nuestro trabajo, estudio o proyectos, sentiremos continuamente esa emoción de inconformidad. La práctica de Shalom o restaurar, nos pone en una posición más proactiva para resolver, edificar o reparar un asunto pendiente, desde el más insignificante como pedir una disculpa, hasta el más relevante, como aquella responsabilidad del senador Uribe con la justicia y su obligación como ser humano, sea culpable o no, de responder ante un juicio para hacer Shalom consigo mismo, su familia y los colombianos que lo apoyan o no como figura pública que es desde hace años.
Sin embargo, la práctica del Shalom como todo en esta vida puede ser malinterpretada y manchada por los intereses individuales y egoístas de aquellos que pensaron estar contribuyendo con una mejor humanidad. Muchos han tomado las armas por razones nobles en su corazón, por anhelar un mejor país, con más posibilidades, soñando vivir con equidad e igualdad de derechos para ellos, sus familias o su sociedad. Lamentablemente, al final se convierten en destructores al margen de la ley de aquello que intentaron combatir en un inicio, con o sin conciencia de ello, pero con el único deseo de concretar ese proyecto que para ellos fue o es altruista y benigno.
Desde la sol-edad hay que conectarnos con lo invisible, con un deseo de corazón de hacer Shalom, pero no desde el emocionalismo humano, sino con un corazón lleno de la presencia de Dios para no seguir ideales de mentes finitas, y no hablo solo de una idea de una energía universal, ni de lo que yo creo que es bueno o malo, o mi elaboración conceptual de Dios; hablo de Jesús y sus enseñanzas prácticas plasmadas en las escrituras. Seas creyente, agnóstico o ateo, podemos ver en la biblia un referente histórico de los pensamientos, palabras y acciones de esta inmensa figura que partió la historia en dos, el muy leído antes y después de cristo.
Quiero desafiar a los que practicamos el método científico, a comprobar esta teoría de vida, claro está, con responsabilidad y dedicación, instruyéndonos en la obra de Jesús en las escrituras y no en el imaginario colectivo o individual, preguntándonos en cada situación que tengamos en nuestras vidas: ¿Qué haría Jesús?
Es evidente que como científicos no podemos hacer lo que yo creería que haría Jesús, eso es irresponsable, de hecho, para ello debemos estar seguros de lo que Él pensó, dijo o hizo en la biblia. Puedo aseverar que si tu corazón en invisible secreto practica Shalom bajo la batuta de la mente de Cristo, con seguridad no concebirás ni siquiera en tu mente, la creación de un grupo paramilitar o guerrillero para tratar de cambiar un país y generar paz, porque Él no lo hizo así, a pesar de que se lo propusieron hace más de dos mil años antes de que leyeras este escrito; Juan 18:36. La paz empieza en casa querido lector, comienza en tu interior restaurando, no siendo pasivo, practicando Shalom en actos tan sencillos como el perdón; Mateo 6:14. Consecuentemente, cuando realizas esta práctica y la conviertas en un hábito sentirás una paz que no es de este mundo; Juan 14:27.
Sería conveniente adoptar un estilo de vida con un propósito colectivo superior, uno en donde nuestros niños sean restaurados en su educación integral en casa, donde no teman a la soledad y sientan la responsabilidad como seres humanos introspectivos de profundizar en su sol-edad y descubrir lo que siente su corazón y piensan sus mentes. Niños que comprendan las imperfecciones de los pensamientos, emociones, palabras y acciones de una mente finita humana y lleguen a la lógica conclusión de tener la presencia y la mente infinita de Cristo en su diario vivir y en sus obras. Niños que serán los adultos del mañana sin acusaciones de la corte suprema por inventar falsos testigos; adultos sin denuncias por corrupción, adultos líderes que no serían injustamente asesinados por los intereses egoístas de unos pocos, adultos de bien creadores de la paz del mañana ya que están conectados con los propósitos eternos y benignos de Dios.
Y tú, ¿Ya hiciste Shalom hoy? Yo ya lo hice, lo acabas de leer. Dios te bendiga.
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