“Escribir sobre las cosas me ha permitido soportarlas”. C. Bukowski
Abrásense hoy, un hecho indiscutible es que llegará el momento en que no lo podremos hacer, tal vez hemos cambiado, nuestros sentimientos, nuestras relaciones, y nuestra forma de percibir al otro, sin embargo, hemos resistido ante la adversidad, ante la hambruna, ante la enfermedad, ante la improvisación de quien no sabe realmente que hacer para mejorar esta situación, no podemos ser inconscientes de esta aventura que nos escogió para ser testigos existenciales, y actores que florecen ante la decadencia del orgullo, la prepotencia y el poder.
No podemos seguir rechazando el reto de vivir de frente lo que nos tocó vivir, y negándole a otros algo que el mundo nos pide hoy, “Comprensión, pausa y amor”. Pongamos un poco más de atención, cuerpos perfectos, mentes vacías, llaman nuestra atención, todo es efímero, lo sabemos, por eso la decisión es que escogemos hoy. Seguir luchando, con el miedo, la emoción más primitiva, tal vez nos recuerde lo que nos permitió lograr, como especie, somos seres que caminan con miedo, pero con determinación; siempre empezamos de cero, en la escuela, el colegio, la universidad, el primer trabajo, la primera pareja, y así poco a poco nos envolvemos en ese ciclo sin ser conscientes que siempre empezamos de cero.
Nuestra vida es contradictoria, por eso nuestro reto hoy es defender lo que somos, nuestro humanismo, dejar de ser pesimistas, y ver en la empatía la verdad oculta del ser humano, y no en el desprecio por lo que somos, que en últimas no es lo que nos permitió estar aquí. No duden nunca de lo que somos, de lo que representamos, es momento de retornar a la primera señal de la civilización, como lo dijo la antropóloga Mead a uno de sus estudiantes cuando le pregunto cual era ese primer signo de civilización humana y ella respondió: un fémur roto y cicatrizado, por que muestra que alguien se quedó con el que cayó, con tiempo para ayudarlo a que sanara. Así mismo, hoy, el mundo debe mirar hacia el fémur roto y ser compasivo por aquel que lo necesita. Ciertamente, nuestra convicción de humanidad, ha sido golpeada, por ese monstruo autodestructivo que habita entre nosotros, pero que no es superior, a la necesidad de transformar el mundo desde la acción colectiva y la capacidad de creer en si mismo. No todos los humanos, tuvieron la extrañeza de una pandemia igual, la resignación, no resuelve nada, no transforma humanos. Vivir y resistir, nos da esperanza.
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