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¿El fin del Humanismo?

Un tema que se ha venido debatiendo en Colombia, en los últimos días, es el de restricción de las libertades individuales, las que poco a poco han sido limitadas por los gobiernos del mundo, aprovechando la coyuntura de la pandemia.

Este tema ha traído consigo una cantidad de teorías que circulan en las redes sociales y que, aunque suenan descabelladas, algunas de ellas pudieran tener un asidero científico, basado en la teoría de la manipulación genética en los humanos y la ya avanzada tecnología 5G.

Aunque aún no nos encontramos en pleno desarrollo de la manipulación genética, si estamos a merced de la 5G.

Esto es, al internet de las cosas, al Big Data y la inteligencia artificial, desarrolla una velocidad de 1.2 gigabitz por segundo, contra 300 megabitz por segundo, de la actual tecnología 4g.

En China, de donde proviene, Corea del Sur y algunas grandes ciudades del mundo, incluida Medellín, están experimentando con esta tecnología, que se apoya en la telefonía inteligente y que, si bien es cierto presta gran ayuda en el control de la pandemia del Coronavirus, no es menos cierto que sirve para restringir los derechos fundamentales al violar la privacidad del ciudadano.

Aplicaciones como, CoronApp y tecnologías como la que se ha anunciado en la capital de Antioquia, que detectan e identifican una persona  en cualquier centro comercial o negocio, pueden, apoyados por los datos personales del ciudadano y su historia clínica, revelar en el acto, el estado de salud de cualquier persona que se encuentre dentro del área.

Obviamente, esto nos indica que estamos a puertas del totalitarismo estatal, a cuya sombra perderíamos el libre albedrio; un derecho nato de cada una de las personas que habitamos el planeta.

Los mandatarios, por ahora de buena fe, amparados en la figura de emergencia sanitaria o económica, gobiernan por decreto. La vida y la libertad quedan por debajo de la economía.

De un momento a otro las extremas ideologías políticas se tocan; utilizan los mismos métodos de guerra, para lograr objetivos.

Es tal el poder de la 5G, que se afirma, que el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es receloso de la posibilidad que los chinos puedan jaquear los archivos secretos de su gobierno, mediante esta tecnología.

En todo caso la 5G  no es la culpable de lo que pasa o llegue pasar a través suyo.

La responsabilidad en este caso recae sobre el hombre. Al comienzo puede ser utilizada para bien de la humanidad, pero poco a poco, pasar a ser utilizada solo para beneficio de quien la posee.

Como lo muestra la historia,  empresarios, centros de salud y gobiernos, principalmente, pueden caer tarde o temprano, en la tentación de utilizarla para fines distintos a  los que en estos  momentos nos mueven y no para la seguridad común.

El inconveniente con el totalitarismo o el fascismo, para quienes aducen que entregar los datos no importa, es que hoy te sacan de un lugar público, por tu alta temperatura y mañana de tu casa, por otro motivo; y así va creciendo el problema. Así mismo, ahora te pueden discriminar por tener setenta años de edad, mañana por tener sesenta y después por tener cincuenta…

Hoy, más que nunca, el mundo debe ir unido tras objetivos comunes.

El manejo de la tecnología del siglo XXI, debe ser controlado por la humanidad desde sus albores, según el científico, Yuval Noah Harari, autor  del libro “Sapiens”. Esto, antes que tome demasiada fuerza y ya no sea posible, pues es la base de la inteligencia artificial, que en unos años, podría llevarnos a dejar atrás la vida orgánica por un nuevo diseño inteligente de vida inorgánica.

Nota aclaratoria
Las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.

Diego Matís

Soy natural del eje cafetero, nací justo en la época en que se suscitó, en el mundo, un nuevo orden social. He vivido en Cartago, desde el tiempo de sus últimas casitas con techo de paja, hasta el tiempo presente, con sus más modernos edificios. Mi espíritu es a sus calles, como las aguas de la 'Vieja' son a su cauce. Fui periodista en mi juventud. Laboré en medios locales y de la capital del Valle, lo mismo que en noticieros radiales de Risaralda. Me especialicé en la modalidad de crónica y reportaje. He escrito cuentos cortos y poemas que publicaron revistas culturales de la ciudad. Actualmente me dedico a la enseñanza del ajedrez competitivo, entre los jóvenes del municipio, al tiempo que trabajo en un proyecto que busca, mediante la fotografía ilustrativa, dar mayor énfasis a la imagen poética.

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