DESDE MI BALCÓN.
Hoy el planeta se sacude, y por medio de un virus nos ha obligado a encerrarnos, nos ha obligado vivir de lo estrictamente necesario. Incluso la mayoría de la población estamos viviendo de la caridad, pues no tenemos recursos económicos para comprar, ahora una gran población está recibiendo ayudas humanitarias traducidas en mercados, en comida.
Durante esta época de pandemia son muchas las reflexiones que hacemos diariamente sobre nuestra vida, nuestra historia, la naturaleza, el planeta y sobre todo el futuro.
En una de esas gratas conversaciones con un ambientalista de tiempo completo, hoy alcalde de Argelia Valle, Gildardo Restrepo López, me hacía caer en la cuenta de algo que es obvio, pero que no le dábamos importancia, y es que el planeta tierra solo sabe de vida, no de economía, ni de dinero ni poder social.
La tierra es vida por donde se le mire, el planeta nos provee de lo necesario para vivir, pero la ambición del ser humano ha hecho que esa vida que el planeta nos regala, la estemos acabando y por tal motivo estamos acabando nuestra propia vida, por la ambición estúpida y la desmedida ignorancia de una especie que se ha creído superior a todas las creaciones terrestres.
Hoy el planeta se sacude, y por medio de un virus nos ha obligado a encerrarnos, nos ha obligado vivir de lo estrictamente necesario. Incluso la mayoría de la población estamos viviendo de la caridad, pues no tenemos recursos económicos para comprar, ahora una gran población está recibiendo ayudas humanitarias traducidas en mercados, en comida.
Hoy la moda, las fiestas, la ostentación, la banalidad de la sociedad de consumo está muriendo, y somos cada vez más sensibles y abiertos a la solidaridad.
Lo triste de esto es que una de las características negativas de esta especie que acaba el planeta día a día, es la falta de memoria; esto lo digo porque nunca aprendemos pese a catástrofes, a muertes y sufrimiento producidas por guerras, nunca aprendemos, siempre repetimos la historia y heredamos a las nuevas generaciones solo devastación y pobreza ambiental.
Pero la tierra se cansó y se está defendiendo de esta epidemia llamada humanidad. En menos de 40 días, animales que se creían extintos están reclamando su hábitat, el agua de los mares y ríos es más limpia, el aire es más limpio, todo esto porque nosotros los seres “poderosos” del planeta tierra estamos encerrados llenos de miedo por un virus que está poniendo las cosas en su orden natural.
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