Reciente encuesta dictaminó que el 75% de los oyentes de radio siguen prefiriendo los aparatos tradicionales a las aplicaciones de los celulares, sobre todo porque los modernos no tienen ya este servicio. Pero en Cartago las señales en AM de Caracol y RCN desde Pereira están interferidas (ignoro el porqué) y entonces toca sintonizar a La W en FM para enterarnos de las últimas noticias, aguantándonos la descrestadera con las entrevistas en inglés -de largas preguntas y respuestas todavía más-, como si la gran mayoría de los colombianos fuéramos bilingües. Y lo peor, a actrices, cantantes o cualquier perico de los palotes, que no conocemos ni por el forro aquí.
Banalidad se escribe así (en alemán la w suena como b) y significa trivialidad, superficialidad. Y eso fue lo que aconteció el viernes pasado con este medio de comunicación. La gran noticia del día fue la muerte de un generalote iraní por efectos de un ataque con drones de los gringos, que amenaza con iniciar la tercera guerra mundial. Y este medio de comunicación abrió la mañana con la denuncia del caricaturista Vladdo por los sucesivos plagios de su colega Matador, a quien acusó además de ser algo así como un maniático de la publicidad. Recordó el show mediático ante la enfermedad de su padre, a quien entrevistaba a diario en vivo y en directo cuando ya había decidido acudir a la eutanasia por su muy grave estado de salud. (En su momento dije lo propio en un artículo para esta misma página). Y recientemente, las denuncias sobre unas presuntas amenazas de muerte llenaron minutos en los noticieros.
El caricaturista denunciado es pereirano y, como tal, parece sufrir del síndrome de zsa-zsa, la voluptuosa pero mediocre actriz gringa de origen europeo (húngara barata, le decían), amante de uno de los dos judíos propietarios de la Metro Goldwin Meyer, que al ser consultada por los periodistas acerca de la calificación de un modista de Hollywood como la peor vestida de algún año, contestó: “con tal de ser la primera… no me importa en qué”. Al tal Matador tampoco parece interesarle el cómo. Y esta tontada fue el tema del día en La W. Es el mismo síntoma de las piruetas con un balón, el descreste con una guitarra prestada, las payasadas apoyando a un mediocre auto nombrado como presidente de Venezuela, con las que este presidente que tenemos atosigó a la opinión pública durante meses y meses.
Esta moda se refleja también en las tales redes sociales. No es sino ver en feisbú fotos y fotos de personas que tienen el complejo de estrellas: les encanta aparecer en todas las poses, como si fueran famosas o en trance de figuras públicas. Hay algunas que llegan al colmo de la ridiculez mostrando hasta qué comen en los restaurantes, rodeadas de otros, más desconocidos todavía. Y la administración pública tampoco escapa a esta peste: aquí nos quedamos cuatro largos, larguísimos años esperando si el mandamás de turno nos lograba comprobar que su propuesta de ciudad región se cristalizaba… tapando huecos. Este pobre señor parece que oyó cantar el gallo, pero nunca supo en dónde. Al saliente alcalde de Pereira lo califican sus contradictores como el alcalde de cemento, porque se dedicó a dejar para la posteridad su nombre grabado en las placas de las inauguraciones, en lugar de quedar en la mente y el corazón de las personas solucionando los graves problemas sociales, que están intactos.
Y no tengo ni la menor idea si el nuevo alcalde de Cartago señaló caminos en su discurso de posesión… o se va a contentar con la práctica de físico continuismo, sin proyectar a nuestra casi cinco veces centenaria ciudad en el ámbito del centro-occidente colombiano. Mientras en el vecino Eje Cafetero los tres gobernadores y los alcaldes de los principales municipios reiteraron -en reuniones conjuntas- sus compromisos de trabajar de consuno por el futuro de esta Región Administrativa de Planeación (RAP), aquí parece que no tuviéramos vecinos. No conozco ningún llamado de quien debe de ser el líder de la norteñidad, convocando a sus similares para propósitos comunes. Que no es la creación de un nuevo departamento -un embeleco inútil por lo anacrónico, para cuya aparición perderíamos tiempo y esfuerzos-, porque la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (L.O.O.T.) establece la posibilidad de asociar municipios con otros mecanismos administrativos, como lo son las Provincias.
Esto sí sería “cantar pu´el pico”, porque hasta ahora lo que ha sonado… son flatos.
Coletilla: Siempre he sostenido que los libros deben de circular, para que más personas se beneficien de ellos. Por eso me pareció una estupidez (una más en la lista de este artículo) lo sucedido, por ejemplo, a la muerte del dirigente Alfonso Palacio Rudas: su biblioteca personal -más de 80 mil libros- quedó guardada bajo tres llaves en una habitación. Qué desperdicio. Afortunadamente, sus herederos resolvieron donarlos a una institución pública. Con este mismo criterio, he decidido “entregar en custodia” a la Iglesia Católica de Cartago el hermoso regalo que me hizo el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal, como lo es el libro con 217 años de antigüedad, escrito por el Oidor Manuel Antonio Del Campo y Rivas, cartagüeño raizal, en el que registra la aparición de la imagen de la Virgen de La Pobreza en un trapo de limpieza; y, además, la historia de la ciudad, su traslación hasta este sitio que hoy ocupa y sus propias opiniones acerca de lo que debería ser su futuro. Y me parece que, en este último aspecto, su vaticinio es el mismo que tenemos muchos desde hace décadas: independizarnos de la capital de turno, buscando nuestro propio norte, creando una unidad administrativa de la cual sea cabeza La Mamá del centro-occidente colombiano, como lo es Cartago.
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