¿Cómo se sentiría usted si obligatoriamente le tocara aprender a nadar en un río profundo lleno de alimañas peligrosas?
Pues bien, eso es lo que ha debido hacer la mayoría de personas y pequeñas empresas en estas épocas de confinamiento acudiendo a navegar en la red para resolver asuntos cotidianos o tratar de reinventarse en ese mar profundo infestado de cibercriminales, verdaderos tiburones hambrientos acechando a sus víctimas, muchas de las cuales escasamente chapalean. Obviamente persiguen el dinero ajeno, como los ratones al queso.
El riesgo no es solamente para el ciudadano común, que al menos puede contar con este recurso, sino incluso para grandes empresas internacionales que aun disponiendo de mayores medidas de seguridad han caído en sus garras solo mencionando como ejemplos los casos de Canon, Garmin, Marriot o tecnológicas como Google y Facebook.
Siempre he estado interesado en la tecnología y tuve la oportunidad de dirigir el primer centro educativo de microinformática que tuvo Cartago en los años 80, sembrando semillas en estas áreas.
Todos los ciudadanos deberíamos tener una capacitación básica en algunos aspectos como cultura financiera e informática. Esta última se ha hecho muy necesaria en la pandemia y lo será en el futuro pos pandémico. Un medio muy efectivo de capacitación masiva es la televisión en canales educativos de libre acceso, como un Netflix formativo. Bienvenido el proyecto de declarar internet un servicio esencial de fácil y económico acceso, incluso gratis para ciertas comunidades.
Es cierto que nadie estaba totalmente preparado para el obligado incremento del comercio electrónico y en general para el manejo de una economía con énfasis digital, lo que sorprende es que aún entre los bancos que lideraban el proceso, algunos como el Popular muestran grandes dificultades en su adaptación, parece el miembro pobre de la familia AVAL.
Durante la pandemia los delitos informáticos y los fraudes se han incrementado del orden de un 60% y la suplantación de sitios web en un 364% con cifras de denuncios, según el centro cibernético de la Policía Nacional, sin contar los que no lo hacen por resignación, pena, o por ser montos inferiores.
Uno de los medios más utilizados por los ciberdelincuentes es el llamado Phishing, que mediante páginas web suplantadas tipo espejo o mensajes con enlaces (links) intentan obtener información de sus claves, cuentas y datos privados. Desconfíe de requerimientos urgentes. No abra puertas que no sabe a dónde llegan. La privacidad en la red de redes no está totalmente garantizada.
No haga transacciones bancarias o reservadas en sitio púbicos, para esto use su equipo personal de confianza. Ojo con el uso de memorias que se encuentra y al usarlas le borran o capturan información confidencial para su uso delictivo o para exigir rescates. Algunas se dejan deliberadamente con ese propósito. Cuidado con la información personal que publica en las redes sociales, los delincuentes la usan para recoger datos de sus víctimas, algunos dan demasiados detalles de su vida personal, actividades y rutinas de movimiento.
En las ofertas espectaculares recuerde que de eso tan bueno no dan tanto. Confirme que quien dice ser, realmente lo sea. Al comprar por la red hágalo a empresas o personas reconocidas o que tengan un historial de ventas con calificaciones positivas. Algunos venden lo que no tienen. Pida un despacho con código que le permita hacer seguimiento web a su transporte. Pregúntese si la pasarela de pagos usa seguridad avanzada. Escriba preferentemente la dirección o URL directamente en la barra de navegación no la tome de la memoria caché o por copia. Use una clave segura con caracteres alfanuméricos, ojalá combinando mayúsculas y minúsculas y no utilice la misma para todos sus sitios. Guárdelas seguras y no las comparta con nadie. Póngale llave (clave) a los archivos con datos sensibles. Utilice un antivirus y sea cuidadoso al bajar programas de la red. Al descargar programas de internet es como abrir la boca cerrando los ojos: no se sabe que se traga. Sería largo enunciar la cantidad de estafas, suplantaciones de identidad, delitos cibernéticos y trampas utilizadas a través del internet, reconociendo que este gran avance tecnológico ha sido y será de gran ayuda especialmente en estas épocas de pandemia, para la realización de actividades desde el hogar o la empresa aún cerrada, incluyendo la posibilidad para muchos de continuar su labor con el teletrabajo o estudio, pero es vital capacitarnos y tomar todas las precauciones para no caer en las garras de la delincuencia oportunista.
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