Hace apenas un mes, la carga de café se comercializaba a $200.000 en el mercado interno, mientras que hace tres meses se vendía a $250.000. Sin embargo, el viernes pasado el precio de la carga cerró en $143.850 pesos, lo que representa un descenso alarmante y pone en riesgo la rentabilidad de la producción del grano.
Los caficultores estiman que el costo de producción de una arroba de café oscila entre los $160.000 y $170.000, lo que implica que cualquier precio por debajo de estas cifras resulta en pérdidas para los cultivadores.
Para empeorar la situación, la Federación Nacional de Cafeteros ha ajustado el factor de rendimiento en la compra de café a través de las cooperativas. Anteriormente, se utilizaba un factor de 94 para fijar el precio de compra de calidades inferiores, pero ahora se ha elevado la exigencia a un factor de 88.
Esto implica que las cooperativas serán más rigurosas en la evaluación de la calidad del café y fijarán un precio base de compra en función de este nuevo estándar.
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Carlos Arturo López, caficultor y miembro de Dignidad Cafetera, ha expresado su preocupación en el medio El Quindiano. Según él y muchos analistas, este ajuste representa una disminución del 65% en el precio de compra para los caficultores.
Es evidente que la situación actual del mercado del café es crítica, y los productores se enfrentan a desafíos económicos significativos. La caída abrupta en el precio del café plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la actividad cafetera y la viabilidad de los ingresos de los caficultores. Es necesario que el gobierno nacional tome medidas e implemente estrategias para apoyar a este importante sector agrícola y garantizar su supervivencia en un mercado altamente volátil.
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