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La energía interior

La energía interna, en el ser humano, es el soplo de vida, el Espíritu que el Creador infunde en el hombre, al momento de su nacimiento; es de la misma esencia y cualidad; la corriente vital que nos anima e identifica como seres vivientes; ¡es la vida¡

Esa energía, no es física, es interior, y debemos reponerla diariamente, a través del sueño.

Es en tal estado, que nuestro “tanque “personal es recargado, con el soplo vital; la corriente de energía que necesitamos para enfrentar la cotidianidad de nuestras vidas.

Y esa energía que nos otorgan cada noche, esa ración, apenas alcanza para que la mayoría viva dignamente. Porque la vida del ser humano, en las ciudades, es una lucha continúa por sobrevivir, equivalente a la que sostienen los animales en su selva.

La energía interior es diferente a la física. La primera solo se repone durmiendo; la segunda comiendo y reposando.

La cantidad de energía, interior y física, que posea el individuo, es entonces la que decidirá de quien es el éxito en el forcejeo diario contra otras corrientes de energía, por la subsistencia en el planeta.

Así, que cada noche hemos de viajar a las regiones del sueño, para recibir la recarga; nuestra ración energética. Sin ese espíritu de vida, no podríamos sobrevivir una semana, por más que comamos y bebamos.

Esta tiene que ver directamente con el ánimo del individuo. Baste decir que sin ella, somos incapaces de sonreírle a alguien.

La energía interior es el ímpetu que nos impulsa a realizar las metas que perseguimos. Sin ella, los intentos suelen quedarse en eso, simples intentos. De esta forma, los planes mueren temprano o quedan aplazados para otro día.

Es con la energía interna, que emprendemos los diferentes caminos que se abren diariamente, insinuándose coquetos a nuestro paso. Con ella ganamos en los negocios, en los pleitos, y en el amor.

¿A quien no le ha sucedido que va a comprar una camisa y termina comprando unos zapatos? No más saliendo del almacén, se pregunta, arrepentido…. ¿Pero porque compré estos pinches zapatos, si yo venía por una camisa?

Pues lo cierto es que, en ese momento, el vendedor, contó con más energía que el comprador y ganó la batalla, porque le ‘engrupió` el artículo que necesitaba vender.

Fue esta, una lucha, una guerra no declarada, entre dos corrientes de energía invisibles, no tangibles, pero poderosas.

Así mismo, en ocasiones, nos sucede que, apenas anocheciendo, ya estamos rendidos, y solo quisiéramos irnos a la cama. Y si recapitulamos el día, vemos que no hay razón física para estar tan cansados. Pero de pronto recordamos que sostuvimos una discusión o una guerra de nervios por alguna preocupación excesiva. Entonces se revela ante nosotros la causa del temprano agotamiento.

Esta energía va más allá del reto diario que nos lleva a realizar las cosas de la cotidianidad y fuera de ella.

Y está más allá del reto, porque si llegara a faltar ésta, no habría manera de realizarlo.

Pero también podríamos decir que van iguales, ya que el reto funciona de acuerdo a la energía; Su eficacia es proporcional a la cantidad de energía de que dispongamos al momento de intentar realizarlo.

Existen algunas causas de desfogue energético, que activamos sin tener conciencia de lo que perdemos. Tienen que ver con el dominio que tengamos sobre nuestros demonios interiores.

Estos, consumen el tanque, la carga de nuestra batería, rápidamente. Es como, cuando en el celular, nos conectamos a internet para ver videos; o, a veces, por olvido, no apagamos los datos y rápido se descarga la batería… Debemos recargarla de nuevo.

Pero nosotros, hemos de esperar el sueño para nuestra recarga y no sabemos en que momento y circunstancias nos aborde.

La ira y el odio nos consumen; los celos y la envidia abren huecos por donde se nos fuga la energía; la vanidad se lleva un importante porcentaje de la carga, porque tiene que ver con la importancia personal del individuo, con su estima propia; y esta es, además del sexo, la mayor causante de la pérdida del patrimonio energético del hombre.

Cuando aprendamos a emplear la fuerza interna, estaremos más cerca de conquistar el poder personal.

Si logramos que, tanto la energía física como la interna, en toda plenitud se junten, podremos alcanzar grandes logros. Solo debemos tener en cuenta que cualquiera de estos logros, nos exigirá enormes cantidades de energía.

Deseo al mundo, que sepa racionar su energía personal; que todos sean buenos administradores de este patrimonio energético, para que alcancen buenas conquistas y puedan mantenerse lejos de aquello que, en los actuales momentos, amenaza su salud y su vida. . Yo seré feliz si logro acompañarlos en el camino.

Nota aclaratoria
Las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.

Diego Matís

Soy natural del eje cafetero, nací justo en la época en que se suscitó, en el mundo, un nuevo orden social. He vivido en Cartago, desde el tiempo de sus últimas casitas con techo de paja, hasta el tiempo presente, con sus más modernos edificios. Mi espíritu es a sus calles, como las aguas de la 'Vieja' son a su cauce. Fui periodista en mi juventud. Laboré en medios locales y de la capital del Valle, lo mismo que en noticieros radiales de Risaralda. Me especialicé en la modalidad de crónica y reportaje. He escrito cuentos cortos y poemas que publicaron revistas culturales de la ciudad. Actualmente me dedico a la enseñanza del ajedrez competitivo, entre los jóvenes del municipio, al tiempo que trabajo en un proyecto que busca, mediante la fotografía ilustrativa, dar mayor énfasis a la imagen poética.

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