Así como Marino Rivera y sus hermanos, cientos de familias de la región están demostrando, con su trabajo, que la paz sí es posible en Colombia
La entrega de 8000 hectáreas restituidas a víctimas de despojo y abandono forzoso de tierras en Valle del Cauca, ha dinamizado la economía de la región. Los agricultores que fueron desplazados por el conflicto armado, ahora son empresarios de sus propias tierras.
De las 211 familias que ya cuentan con proyectos productivos, entregados por la Unidad de Restitución de Tierras (URT), 97 se han dedicado a la ganadería y 65 al café. Ejemplo de este emprendimiento son las familias del corregimiento de Galicia, municipio de Bugalagrande, donde antes convivían con la zozobra causada por las alianzas narco paramilitares y la guerrilla. Ahora, el café es el que manda la parada.
De las 47 familias atendidas en este municipio 27 se dedican al café; 15 al ganado; y el resto a la avicultura y otros proyectos. Los agricultores están sacando, en promedio, 300 arrobas del grano en cada cosecha y comercializan el producto a muy buen precio.
Marino Rivera, uno de los beneficiarios de restitución de tierras en Galicia, aseguró que “la ayuda que recibimos de restitución fue muy buena porque yo no tenía nada cuando volví a mi predio, solo rastrojo y tristeza. Ahora tengo ganado y café, se lo vendo a la cooperativa y tengo compra y venta de ganado. Ya saqué el primer lote de ceba que recibí por parte de restitución y con ese he vuelto a comprar y vender”.
Con una respuesta al 89% de las solicitudes hechas, sobre predios ubicados en Galicia, la Unidad de Restitución de Tierras (URT) ha dejado cerca de 800 hectáreas en manos de 715 campesinos, que fueron desplazados y despojados por la arremetida violenta del Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia, y los carteles de drogas que operaban en la zona.
El trabajo articulado entre el Estado, la Fuerza Pública y la justicia ha permitido que estas comunidades desarraigadas recuperen sus planes de vida, mediante la implementación de una política pública de reparación sin precedentes en la historia del país.
Para la directora de la URT en Valle del Cauca y el Eje Cafetero, Sandra Paola Niño, el esfuerzo y la valentía de los campesinos han permitido que el campo se convierta en territorio de paz. “Estamos garantizando que estas familias a través de sus proyectos productivos logren el autosostenimiento y ya no tengan que hacer filas para pedir un subsidio. Por el contrario, que se conviertan en familias microempresarias y generen empleo a su propia comunidad”.
María del Pilar Espinal, beneficiaria de restitución, afirmó que el Estado los está acompañando y ayudando, con el regreso a sus tierras. “Sin la ayuda de la restitución de tierras, volver a la parcela no hubiera sido posible. Ahora, la trabajamos y, de lo que producimos, podemos tener un mejor nivel de vida. Nunca debimos irnos, pero la violencia nos obligó. Acá estamos más tranquilos, haciendo lo que sabemos”.
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