Por estos días, en que la ciudad de Cartago se ve más limpia, más ordenada y más atractiva, al menos en los sitios icónicos y principales de la zona urbana, se siente un ambiente de mayor espíritu cívico y de optimismo colectivo por el futuro de la ciudad.
La grata remodelación del Parque de Bolívar (que debería tener otro nombre y no el del cobarde asesino del General José María Córdoba, el más grande de los Patriotas Paisas) es un logro en la política pública de la ciudad, que permite a ese microcosmos social del centro de nuestra urbe, una visión de lo que puede ser Cartago: una ciudad ordenada y armoniosa.
Todavía faltan muchas cosas para que ambos conceptos sean una realidad, desde el dueño de la mascota que no recoge las heces que ésta deja a su paso por el espacio público, hasta la falta de metas más elevadas, estratégicas y trascendentales del plan de Gobierno municipal para este cuatrenio.
Y no es que tener mascotas sea negativo o que el plan de gobierno municipal no esté bien pensado. No, por el contrario, son muchos los ciudadanos que han alcanzado una importante cultura de tenencia responsable de mascotas, algo en verdad loable; igualmente, el plan de gobierno municipal está pensado con optimismo para que funcione, no para que fracase.
Pero ahí está el vacío que la mayoría de los planes de gobiernos municipales de Colombia presentan: falta de metas más altas y difíciles de alcanzar en procura de elevar a la ciudad, hasta un sitial de mayor importancia a nivel regional y nacional. Ejemplo de eso es que, aunque se menciona la inversión en infraestructura, no se expone la idea de una institución de educación superior pública propia de la Ciudad, una universidad que forje a los futuros profesionales Cartagüeños y Nortevallecaucanos.
Otro ejemplo, es la ausencia de una propuesta de integración más profunda con la Ciudad Región del Eje Cafetero, con la cual tenemos una relación de co-dependencia, más importante aún que, la que se pudiera imaginar, con la ciudad de Cali, en todos los niveles, empezando por el sistema de transporte público.
No se debe desestimar el nuevo plan de gobierno municipal, tiene propuestas importantes e interesantes para la ciudad, pero se debe llamar la atención sobre algo que está por encima de los intereses particulares, y es el cambiar el rumbo histórico de la Villa de Robledo, nuestra ciudad no es ya el “Pueblo grande y feo” que invocan desde la ciudad de Cali con soberbia y grosería, somos una Ciudad y mejor aún, la capital del Norte del Valle del Cauca, y lo que se haga en Cartago repercute en todo este Norte, por eso hay que plantearse metas más altas como la creación de nuestro departamento en unión fraterna con los municipios Nortevallecaucanos y con San José del Palmar.
No es una meta fácil, nadie ha dicho que lo sea, pero hay que plantearla desde lo político y eso sí es difícil, muy difícil, si no hay compromiso en los dirigentes de nuestra región. Pero está planteada la idea y, si no es ahora, ya tendremos en el futuro los gobernantes que la hagan una realidad. Eso es claro y también es claro que llegará el día en que presenciemos la separación del Norte del Valle del Cauca, de un departamento que nos excluye y rechaza como cultura Paisa.
¡Ah! Y como el nombre de Valle del Cauca es excluyente, pensemos en el hermoso nombre de Quimbaya para nuestro departamento. Un nombre incluyente.
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