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España: ejemplo a seguir

En 1992, al cumplirse los 500 años del descubrimiento de América, hubo una amigable controversia acerca de quién influyó más en la nueva relación creada con ese hecho: España con su idioma, su religión, sus métodos administrativos, sus apellidos; o si fueron las manifestaciones y los productos autóctonos de los diferentes grupos indígenas ya existentes aquí por siglos, los que modificaron la vida y las costumbres de los españoles. El maestro Germán Arciniegas había sido nombrado como uno de los coordinadores de esa efeméride y todavía no he podido comprender el porqué de su renuncia. ¿O lo destituyó el presidente Gaviria?

Como siempre, la verdad viene por la vía del medio: hubo una influencia recíproca, que modificó -y creo que para bien- lo que acontecía en ambos territorios. Y si agregamos a Portugal, conquistadora y colonizadora de lo que hoy es Brasil, toda la península ibérica tiene nuestro sello y nosotros el suyo. Somos, pues, un cocido en el que los ingredientes europeos le dan un sabor especial a nuestras idiosincrasias. Y es por eso que lo que allá pase nos debe interesar más de lo que suceda en el norte de nuestro continente, que también fue descubierto por españoles -los ingleses llegaron después-, quienes alcanzaron a dejar su impronta en la denominación de varias partes de su geografía: toda California, con San Francisco, Los Ángeles, San Diego, al igual que los estados limítrofes con México, fueron territorios hispanos… arrebatados a la brava por los nuevos imperialistas.

Hoy domingo se celebran elecciones en toda la geografía española -para escoger a sus autoridades locales-, cuyo resultado consolidaría lo que ya sucedió con la reciente para repartir las curules del poder legislativo. Y lo que digan los habitantes de sus 17 comunidades autónomas y de las 50 provincias que las forman, decidirá el futuro de la que todavía podemos llamar “la madre patria”. Porque así lo confirma la historia. Y los cuasi insultos a ese ancestro… son como mentarle la madre a los tatarabuelos. Yo no me como ese cuento que -como tonta moda- repiten cual loras mojadas algunos: que habría sido mejor que nos descubrieran los anglo-sajones. Hoy estaríamos llorando, con la renunciante primera ministra inglesa, por no saber cómo salir del enredo… para evadir el compromiso unitario con los demás países.

También hay elecciones en todas las naciones que hacen parte de la Comunidad Europea para elegir el parlamento de esta institución que, con la amenaza de la salida de Inglaterra y la aparente creciente oposición de la extrema derecha, se juega su futuro. Y aquí también debe ganar la lógica, la línea media: las quejas se pueden encauzar dándole más autonomía a las partes de esos países que la reclaman, caso Cataluña en España y el norte de Italia, al igual que otras en las que es notoria esa diferencia con sus colindantes.

Y digo que España sigue siendo nuestro ejemplo porque, con la reciente aprobación en nuestro congreso de la ley que le da el carácter de entidades territoriales a las Regiones que se creen, la experiencia de ellos nos puede guiar. Esas nuevas figuras administrativas se pueden muy bien asimilar a las comunidades autónomas españolas. Y la división por Provincias, que allá es la base secular y hasta milenaria de su organización territorial, igualmente nos puede servir de orientación para establecer las nuestras. Inclusive en el número de ambas nos parecemos: en Colombia existen -según todos los estudios hechos hace décadas- por lo menos una docena de Regiones con sus propias características; y en las partes más habitadas caben por lo menos 50 Provincias.

Serviría mucho la experiencia española para no cometer errores. Un trabajo de campo recorriendo, provincia por provincia, toda su geografía y saber en qué acertaron -pero también en qué se pueden haber equivocado- es una buena idea. Y ojalá no pasen otros 28 años (la Constitución del 91 lo ordenó) para volver realidad esta necesidad.

Lo repito por enésima vez: la reaparición (que no creación) de las antiguas Provincias -porque aquí las hubo- debe ser el primer piso en la “construcción” de ese nuevo ordenamiento territorial que se nos viene encima. Y nuestro Norte tiene que ser la Provincia Piloto, el laboratorio en donde se experimenten los cambios que se van a presentar. En Antioquia ya han comenzado el proceso para darles a sus diferentes unidades administrativas (Oriente, Suroeste, el Bajo Cauca, Urabá, etc.) la denominación de Provincias, comenzando como P.A.P., esto es, solo como unidades administrativas y de planeación al interior del departamento. ¿Cuándo empezamos el propio, con nuestra futura Provincia Quimbaya-Robledo?  

Coletilla: Agradezco -y acepto- la invitación que me ha hecho el candidato a la alcaldía de Cartago, ingeniero Benjamín Agrado Restrepo, para participar con temas sobre la historia de nuestra ciudad en su espacio del noticiero matinal (miércoles, 07:50 a. m.) de la emisora Radio Robledo. Ambos compartimos la creencia de que conocer nuestro pasado es el primer paso para recuperar el sentido de pertenencia que se ha perdido. Porque no es solamente en los inmigrantes que se da este desconocimiento. También -y es increíble- muchos raizales ignoran el pasado de nuestra ciudad. A los que conocemos y amamos nuestros ancestros cartagüeños, como él y yo, nos parece que es una responsabilidad y no solo generacional… contribuir a recordarlos.

Gustavo García Vélez | CiudadRegion

Nota aclaratoria: las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.

Gustavo García Vélez

Cartagüeño raizal, bachiller del colegio Liceo Cartago, egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre, ex concejal liberal de Cartago, comentarista público desde hace más de 30 años en medios impresos y radiales.

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