Aunque un determinado grupo de personas compartan un lugar de residencia, hábitos y formas de pensar, la realidad es que no existe una única manera de manejar las finanzas personales. Cada quien sabe cuáles son sus necesidades, el dinero que recibe y que gasta mes a mes y el estilo de vida que lleva.
Dicho esto, podemos afirmar que el secreto para el éxito financiero no se trata de aplicar fórmulas que le sirvieron a otras personas – incluso si son de nuestra extrema confianza y cercanía – sino en diseñar un presupuesto a medida.
Tener una metodología que te permita entender tus patrones de gastos te ayudará a pagar servicios sin inconvenientes, a tener dinero disponible para gustos que quieras darte, a ahorrar y a alcanzar tus objetivos financieros.
¿Quieres detectar hábitos nocivos para tus finanzas y conocer cuánto estás gastando en ítems innecesarios? ¿Deseas ahorrar para alcanzar una meta económica a corto, mediano o largo plazo? ¿Vas a solicitar un préstamo y precisas confirmar si tienes la capacidad de devolver el dinero prestado? A continuación, te brindamos algunos consejos para armar un presupuesto personal que se ajuste a tus necesidades.
Para entender cómo funciona tu comportamiento financiero, tienes que analizar en qué gastas. Puedes juntar todos los tickets y recibos de las compras que hagas durante un mes y hacer una evaluación de la situación.
¿Destinas mucho dinero en comer fuera de casa? ¿Gastas más durante la semana o durante los fines de semana? ¿Haces muchas compras en comercios que tienen precios más caros? Analiza estas cuestiones para detectar comportamientos perjudiciales.
Como si fueras un profesional de la contabilidad, necesitas volcar todos los ingresos con los que cuentas durante el mes, por ejemplo, tu salario, rentas por el alquiler de propiedades o bienes, comercialización de artículos o servicios, asignaciones o ayudas estatales, rentas de inversiones, entre otros. Esto te ayudará a saber con cuánto dinero cuentas mensualmente.
Por otro lado, anota todos los gastos, tanto fijos como variables. Es decir, los que no cambian -al menos en el corto plazo- servicios, alquileres, hipotecas, uso de automóviles, cuotas de colegio o club, plan de salud, impuestos y también los que van variando, como salidas, ropa, ocio, esparcimiento, tecnología, belleza, etc.
Al hacer esto sabrás cuales son los valores reales que conforman tu economía familiar y personal.
Aunque el propósito más importante de armar un presupuesto es organizar las finanzas, establecer objetivos te ayudará a tener el control necesario para no salirte de la raya en cuanto a los gastos.
No existe un solo tipo de objetivos, ya que tienen que ver con lo que se quiera alcanzar. Algunos de ellos pueden ser hacer un viaje, ahorrar para un programa de estudios, cambiar el automóvil, comprar una propiedad, entre otros.
Ten en cuenta que, si te pones a ti mismo objetivos demasiado exigentes y ajustas tu presupuesto al máximo, correrás el riesgo de no poder cumplirlos y acabarás desanimándote. Por eso, se consciente de tu situación y no te impongas esfuerzos exagerados.
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