En una iniciativa encabezada por la Agencia Nacional de Tierras (ANT), se ha entregado un rayo de esperanza a 80 mujeres víctimas del conflicto armado en Cartago, municipio del Valle del Cauca en el suroeste de Colombia. La entrega de tres terrenos que suman cerca de 29 hectáreas representa un paso significativo en el proceso de reconstrucción y reparación de estas mujeres que han vivido historias de violencia.
La Asociación Feminagro se ha convertido en el símbolo de esta esperanza, ya que sus 80 integrantes podrán ahora reapropiarse del territorio donde alguna vez sufrieron las secuelas del conflicto armado. Para ellas, estos terrenos representan mucho más que tierra; son la oportunidad de sembrar nuevas historias, cultivar sus sueños y cosechar un futuro lleno de oportunidades.
Blanca Zapata, una de las beneficiadas, compartió su emoción al recibir el terreno: «Yo tuve que dejarlo todo al ser desplazada y hoy siento mucha alegría porque no contaba con tener una tierra y ahora sé que la tengo». Con determinación, Blanca planea cultivar una variedad de productos, desde café hasta maíz, y criar animales que le proporcionen sustento y seguridad económica.
Estas 29 hectáreas de tierra se encuentran estratégicamente ubicadas a tan solo 30 minutos del casco urbano de Cartago, en la zona rural del municipio. Este factor facilita el acceso y la integración de estas mujeres a sus nuevas parcelas, brindándoles la oportunidad de reconstruir sus vidas en un entorno seguro y familiar.
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Martha Castro, representante legal de Feminagro, celebró este importante paso hacia la reforma agraria impulsada por el Gobierno que para 2024 espera entregar 800.000 hectáreas de tierra fértil a cerca de 80.000 familias campesinas, afro e indígenas.
En un comunicado, expresó su gratitud y compromiso: «En nombre de todos los campesinos de Norte del Valle, de las mujeres madres cabeza de familia, de todos los pobres, ver materializada la Reforma Agraria esa esperanza que nos abren ahora que necesitamos que el campo vuelva a ser muy próspero y vamos a trabajar en ese sentido».
Esta entrega de terrenos no solo representa una compensación material, sino también un gesto de solidaridad y reparación hacia las mujeres que han sufrido las consecuencias devastadoras del conflicto armado en Colombia. Con cada hectárea de tierra, se siembran nuevas oportunidades y se cultiva la esperanza de un futuro mejor para estas valientes mujeres.
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