En los solitarios pasillos del tercer piso, la voz de una empleada del Hospital Universitario del Valle (HUV) hace eco mientras que les pide a las 15 personas de la sala de espera que tengan fe y recen para que la institución pueda salir de la crisis que atraviesa.
A pesar de la falta de insumos, los empleados continúan en sus labores por el amor a su profesión. Maristela Moros, enfermera jefe del área de oncología, en el séptimo piso, asegura que a los empleados “nos mata la incertidumbre de saber qué va a pasar con el hospital. Las salas están vacías y no es porque no nos necesiten, sino porque no hay cómo atender la gente”, asegura esta mujer, que considera que es la peor crisis de la entidad desde su ingreso en 1996.
El HUV suele contar con un poco más de 3.000 usuarios, ya que atiende a la población con menos recursos del suroccidente del país. El área de urgencias, acondicionada para 170 pacientes, hoy cuenta con 50, aunque Teresa Ramos, enfermera jefe del área, sostiene que se mantiene la atención sin contratiempos.
Plan de choque para recibir ingresos en unas semanas. Univalle en campaña de donación de sangre
Cada uno de los siete pisos del HUV se encuentra solitario, algunos familiares de pacientes musitan y aseguran que la crisis no ha afectado a sus familiares, mientras que otros miran con resignación cómo el personal médico y de enfermería trabaja con lo poco que tienen.
“A los empleados de las cooperativas les debían cuatro meses y les pudieron pagar uno, al personal de planta no le han cancelado la prima ni el mes pasado. Hace unos días un hombre que vino desde Putumayo tuvo que devolverse porque no había cómo operarlo de su rodilla”, dijo Gloria Zea, presidente de la Asociación de Usuarios del HUV. Agrega que “si llega a darse una intervención, esperamos que sea alguien del Valle y no una persona enviada de Bogotá, que ni siquiera conoce la situación del HUV”.
“El miércoles los familiares de una joven recién operada en el área de oncología tuvieron que comprar una bomba (30.000 pesos en el mercado). Así he visto a muchas de las familias. Es que no hay más para hacer”, confiesa la enfermera Rosalba Mina.
Jairo Corchuelo, director encargado del Hospital, anunció que se evalúa la posibilidad de pedir a los docentes de medicina de la Universidad del Valle que se hagan cargo de las consultas, aunque por ahora solo es una idea que se maneja frente a la crisis.
“Lo difícil no es lo académico, a mí me duele es la parte social, tantas personas y tan pocos recursos para atenderlos, la verdad es doloroso”, asegura Santiago Cardona, médico interno.
Los estudiantes de medicina de Univalle han liderado diferentes mecanismos para reunir dinero, como la venta de botones en apoyo al HUV, además de rifas y ventas de comida.
Ayer, el Gobierno Departamental se reunió con personal del HUV para definir el plan de choque con el que se piensa enfrentar la crisis de la institución.
En la reunión se evaluó la posibilidad de que en las próximas semanas lleguen al hospital 47.000 millones de pesos, con los que se espera aliviar el pago de empleados y la adquisición de insumos.
Jorge Rodríguez, presidente de Sintrahospiclínicas, califica la situación como complicada, “confiamos en que haya una pronta solución”.
Los estudiantes volvieron a marchar para pedir alivio a la crisis mientras que desde la Universidad del Valle se gestó una campaña ‘Vida para la vida del HUV’, desde el lunes y hasta el 7 de octubre. La idea es reunir las más de mil unidades que se requieren para la vida de 800 pacientes.
Hace dos meses, Andrea Graciano llegó al HUV -proveniente de La Victoria, en el norte del Valle- con su pequeño de 10 meses por causa de una estrechez uretral que padece el menor. La mujer permanece en la sala de pediatría ‘Ana Frank’, junto a otros seis pacientes, a la espera de que su hijo pueda tener la uretrocistografía que necesita para que se puedan determinar los pasos a seguir en su tratamiento.
Jesús Calderón, un payanés de 16 años, sufre un tumor nasal, cuyo dolor no le deja dormir algunas noches. Él cumple mes y medio en la sala de cirugía del cuarto piso a la espera de ser remitido a una clínica privada, ya que el HUV no cuenta con insumos para llevar a cabo esta operación. Médicos explicaron que el traslado se demora ya que la Eps del joven (Caprecom) no paga a las clínicas que así lo no lo reciben.
La Unidad de Pediatría del HUV enfrenta la crisis para atender a pequeños con cáncer, que suele ser de un promedio diario de 500, con el miedo de tener que cerrar en cualquier instante.
Fernando Escobar, de 40 años, asegura que su hija no ha tenido problemas con la atención, pero teme que sea remitida a otra clínica donde no quieran atenderla. Por ahora, él es uno de los 10 padres que permanecen a la espera en esta sala.
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