Un problema de salud que es mucho más común de lo que pensamos es el de las fisuras anales, las cuales pueden llegar a ser peligrosas si no se les trata con un médico especialista en el momento oportuno.
Y por ello vamos a abordar en el siguiente artículo sobre si las fisuras anales son peligrosas, pero también que hacer en el caso de tener una fisura anal, en general dar algunas recomendaciones sobre lo que se hace ante un problema como una fisura anal.
¿Qué es una fisura anal?
Una fisura anal es una ruptura o desgarro en la mucosa del ano, la parte final del tracto digestivo. Esta lesión puede causar dolor agudo y sangrado durante y después de las deposiciones. Las fisuras anales son una condición bastante común, tanto en adultos como en niños, y aunque no suelen ser graves, pueden volverse crónicas si no se tratan adecuadamente.
¿Las fisuras anales son peligrosas realmente?
En principio, una fisura anal es un desgarro que tiene la persona en el área del recto inferior, la cual puede llegar a causar dolor al momento de hacer alguna deposición e incluso puede llegar a generar sangrado al momento de evacuar.
Y en general, suelen ser peligrosas porque no solo generan un dolor agudo e intenso en el área del ano, sino que hace que ir al baño sea doloroso, por lo cual hace que la persona vaya menos al baño y, por tanto, se produzca el estreñimiento complicando esta situación.
¿Qué tan peligrosas son las fisuras anales?
Las fisuras anales se suelen ver en el ano como una pequeña grieta que se puede ver si se estira la piel de dicha área, por lo que la persona puede sentir como un dolor pulsante o cortante, es precisamente por ello.
Y ante ello, es necesario decir que pueden llegar a ser peligrosas en el sentido de que al pasar las heces cuando se está en el baño, las mismas con el contacto de dicha fisura pueden ocasionar una infección y hacer que la fisura anal se complique más y que no sane.
¿Qué pasa si tengo una fisura anal y no me operó?
En el caso de que la persona decida no iniciar ningún tratamiento para la fisura anal, pues lo más probable es que tanto el dolor como las molestias sigan tal cual, generando tanta incomodidad que en cierto punto la persona deberá de hacerse una cirugía para eliminar la fisura anal, pero ya en un estadio muy avanzado.
Así que en cierta forma, lo más recomendable es ante el dolor y la sensación de tener una fisura anal, es hacerse el tratamiento con un médico especialista, en este caso en un proctólogo.
¿Qué debo hacer si tengo una fisura anal?
En el caso de tener una fisura anal, lo recomendable es acudir al médico especialista en fisuras anales en Lima, tal como hemos dicho a un proctólogo en Lima, Perú, el dará los medicamentos y el tratamiento adecuado para que en un par de días la fisura anal haya desaparecido.
Y pues en ese tiempo, lo más recomendable es comer alimentos con fibra y también mucho líquido, de esta manera las heces serán mucho más blandas y consistentes, por lo cual se disminuirá mucho el dolor al momento de hacer deposiciones en el baño, y permitirá que la fisura anal pueda sanar con mayor rapidez, porque no se estará haciendo ningún esfuerzo al momento de ir al baño.
Síntomas de una fisura anal
Los síntomas de una fisura anal pueden variar en severidad, pero generalmente incluyen los siguientes:
- Dolor agudo durante la defecación: Este es el síntoma más característico y suele durar desde unos minutos hasta varias horas después de evacuar.
- Sangrado leve: Generalmente se presenta como pequeñas cantidades de sangre roja brillante en el papel higiénico o en las heces.
- Picazón o irritación anal: La fisura puede causar una sensación de ardor o picor en el área afectada.
- Espasmos del esfínter anal: Algunas personas experimentan contracciones involuntarias del músculo que rodea el ano, lo que intensifica el dolor.
Causas de las fisuras anales
Existen diversas causas que pueden generar una fisura anal. Entre las más comunes se encuentran:
- Estreñimiento crónico: Las deposiciones duras o grandes son la principal causa de las fisuras anales, ya que pueden estirar y dañar el tejido del canal anal.
- Diarrea persistente: Aunque el estreñimiento es la causa más común, la diarrea crónica también puede irritar la mucosa anal y provocar fisuras.
- Parto vaginal: En las mujeres, el proceso del parto puede aumentar la presión en el área anal y generar fisuras.
- Enfermedades inflamatorias del intestino: Condiciones como la enfermedad de Crohn pueden aumentar la predisposición a sufrir fisuras anales debido a la inflamación crónica en el tracto digestivo.
- Relaciones sexuales anales: La práctica de sexo anal sin las debidas precauciones puede causar desgarros en el revestimiento del canal anal.
Complicaciones posibles
Aunque la mayoría de las fisuras anales sanan por sí solas en unas semanas, algunas pueden volverse crónicas y requerir tratamiento médico. Las complicaciones más comunes incluyen:
- Fisura anal crónica: Si la fisura no cicatriza dentro de las seis semanas, se clasifica como crónica. Este tipo de fisura puede requerir tratamientos más agresivos, como intervenciones quirúrgicas.
- Infección: En algunos casos, la fisura puede infectarse, lo que aumenta el riesgo de desarrollar un absceso o una fístula anal.
- Espasmo prolongado del esfínter: La fisura puede causar un aumento en los espasmos del músculo esfínter anal, lo que complica la cicatrización y provoca un dolor persistente.
Tratamientos para las fisuras anales
El tratamiento de las fisuras anales puede variar según la gravedad y la cronicidad de la lesión. A continuación, explicamos algunas de las opciones de tratamiento más comunes.
Tratamiento conservador
Para las fisuras agudas, el tratamiento suele ser conservador, y los resultados son bastante favorables. Algunas de las recomendaciones incluyen:
- Incrementar la ingesta de fibra y agua: Para evitar el estreñimiento y facilitar el paso de heces más blandas.
- Baños de asiento: Sumergir el área anal en agua tibia durante 10-15 minutos, varias veces al día, puede ayudar a relajar el esfínter anal y promover la cicatrización.
- Cremas y ungüentos: Existen cremas específicas que contienen nitratos o bloqueadores de los canales de calcio que ayudan a relajar el esfínter y mejorar el flujo sanguíneo en la zona, favoreciendo la cicatrización.
Tratamiento médico
Si las fisuras no responden a los tratamientos conservadores, el médico puede sugerir opciones más avanzadas, tales como:
- Inyecciones de toxina botulínica: Este tratamiento ayuda a relajar el esfínter anal y reduce el dolor, permitiendo que la fisura cicatrice.
- Dilatación anal controlada: En algunos casos, se puede realizar una dilatación suave y controlada del esfínter para reducir la presión en el área y facilitar la cicatrización.
Tratamiento quirúrgico
En casos crónicos o cuando otros tratamientos no han sido efectivos, la cirugía puede ser necesaria. La intervención más común es la esfinterotomía lateral interna, que consiste en cortar una pequeña parte del esfínter para reducir la presión y permitir la cicatrización.
Prevención de las fisuras anales
Prevenir las fisuras anales es posible con algunos cambios en los hábitos diarios. Las siguientes medidas pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar fisuras:
- Mantener una dieta rica en fibra: Consumir frutas, verduras y cereales integrales ayuda a mantener las heces blandas y evitar el estreñimiento.
- Beber suficiente agua: La hidratación es clave para la salud digestiva y para evitar la formación de heces duras.
- Evitar el uso excesivo de papel higiénico: En su lugar, se recomienda el uso de toallitas húmedas o lavar el área con agua después de cada evacuación.
- Evitar el esfuerzo excesivo al defecar: Si se experimenta dificultad, es mejor tomar un ablandador de heces en lugar de esforzarse demasiado.
En resumen, las fisuras anales, aunque dolorosas, rara vez son peligrosas si se tratan a tiempo y adecuadamente. Mantener una dieta saludable, hidratarse bien y cuidar la higiene del área anal son las mejores formas de prevenir esta condición. En caso de sufrir una fisura anal, es importante buscar atención médica si el dolor persiste o si la fisura se vuelve crónica. Con los tratamientos adecuados, es posible una recuperación completa sin complicaciones mayores.
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