Después de tres meses cuando una creciente del río la paila, destruyó el puente que comunicaba a Sevilla con el resto del norte y centro del Valle del Cauca, y al ver que aún no hay solución al problema de incomunicación, unas familias del corregimiento de Paila Arriba, se ganan unos pesos alquilando botas, cargando gente en sus espaldas, y guiando a los conductores de vehículos pequeños por donde pueden pasar para no quedarse atascados en el río.
“Hemos visto gente que se han caído en sus motos, carros atascados y otros que la corriente del río a veces se los quiere llevar” contó Adalgisa Ortiz, quien desde las 5:00 de la mañana, junto con sus cuatro hijos, nuera y nietos se convierten en los ángeles de la guarda de centenares de personas que deben pasar al otro lado del río, para ir o venir de Sevilla, municipio que por la vía de La Uribe, se encuentra doblemente incomunicado, por una falla geológica en el sector de la Cristalina y por la falta de puente en el corregimiento de Paila Arriba.
Yeison Soto es un joven que perdió su trabajo en una finca una vez que se calló el puente, sin embargo, el mismo incidente se convirtió en una oportunidad de conseguir unos pesos, toda vez que todos los días madruga con otros vecinos de Paila Arriba y ayudan a la gente a pasar el río de un lugar a otro.
“No todo las personas son capaces de pasar manejando sus motos, uno sabe por donde y como debe acelerar la moto para que no se quede atascada o se la lleve la corriente, entonces uno hace eso y por eso uno se gana algún pesito” dijo Yeison.
En un día nos podemos hacer entre $10.000 a $20.000 pesos, con eso nos ayudamos en la casa
Otra forma de rebusque es para los peatones, a ellos les alquilan botas de caucho, o se los lleva cargados en la espalda, en el tradicional “Tun tun”.
En un día nos podemos hacer entre $10.000 a $20.000 pesos, con eso nos ayudamos en la casa, porque con la caída del puente por estos lados trabajo no se encuentra fácil” dijo doña Adalgisa.
El paquidernismo del Estado en la recuperación del puente que afecta a la población rural de Servilla y Buga la grande, ha hecho que los vecinos al puente, sean los puentes humanos para que la región no esté incomunicada totalmente.
UNA REGIÓN EN CRISIS
El rebusque que varias familias del corregimiento de Paila Arriba, inicia las 5:00 de la mañana cuando salen los estudiantes a sus clases y terminan a las 7:00 de la noche es su única alternativa de sostenimiento. “Nosotros en promedio ayudamos en el día a más o menos 300 personas y es la mañana cuando mas pasa gente por este sector” contó Andrés Sabogal, un joven de 22 años de edad que desde hace tres meses está en esa labor.
TODO SE ESTÁ ENCARECIENDO
Uno de los habitantes de Paila Arriba, que pidió no ser identificado, dijo que es una gran crisis la que el corregimiento está viviendo. “Aquí vienen de la alcaldía toman medidas del puente, pero no hacen nada más, nadie nos dice nada en concreto y todo se está encareciendo porque los suministros ya no están llegando al corregimiento. Muchos vendedores ya no vienen a las tiendas y nos toca ir a Tuluá o a Zarzal a hacer las compras porque salir a Sevilla es imposible.
Pero sin lugar a dudas los campesinos de las pequeñas parcelas a lado y lado del río, son los más perjudicados, ellos están viendo como sus productos como frutas y café se están perdiendo por la falta del puente que les permitía antes llevar sus verduras y frutas a Sevilla a venderlas, pero ahora solo lo pueden hacer cuando el río esta bajito.
Hay preocupación en le sector pues antes de ver una solución pronta al problema, ven todo lo contrario, pues se avecina un fuerte invierno situación que afectará aún más el estado económico de la región que parece no tiene doliente ante los Gobiernos local, departamental y nacional.
Por el momento la familia de Adalgisa y otras del corregimiento seguirán incluso arriesgando sus vidas pasando en sus hombros a gente que necesita cruzar el río para poder seguir con su estudio o trabajo en Sevilla.
Fuente: Servinoticias.com
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