El Espectador | Bogotá D.C. | 25 MAR 2014 – 9:50 pm
Según estudios de la Universidad Nacional en Palmira, La Cumbre, un municipio del norte del Valle del Cauca tiene críticos problemas de abastecimiento de agua por la contaminación de sus afluentes principales y la sobrepoblación.
Escasez de agua en municipios de Colombia
La Cumbre es un municipio ubicado 29 kilómetros al norte de Cali, con una población aproximada de 11 mil habitantes. Su actividad principal es la agricultura y la ganadería, aunque actualmente el turismo ha significado un aporte importante para el desarrollo económico del municipio.
Según el Ingeniero Agrícola Carlos Escobar Chalarca, docente de la U. Nacional en Palmira, este fue un municipio muy próspero, en el que se desarrolló el tren del Pacífico y que tuvo una vocación cafetera y ganadera muy fuerte.
“Sin embargo, con el paso del tiempo, la cultura cafetera desapareció y los habitantes de la cabecera municipal y aledaños fueron dividiendo sus terrenos y vendiéndolos por partes, lo que implicó un aumento de la población y la emigración significativa de muchos de los raizales”, sostiene el profesor.
Por ello, el municipio que actualmente dedica gran parte de sus terrenos a sitios de veraneo y turismo presenta una gran limitante en la actualidad: el agua. Según lo expresa el profesor Chalarca, la región tiene una capacidad de producción de líquido que se está viendo superada por el aumento de la población y afectada por el cambio climático.
“La situación del agua se ha tornado crítica en muchos de sus corregimientos. La vereda de Agua Clara, por ejemplo, tiene solo tres horas de agua, una vez por semana, lo que está creando una cultura de racionamiento y desabastecimiento entre la población”, asegura Chalarca.
El problema se deriva fundamentalmente porque el Río Bitaco, principal afluente hídrico de la zona, prácticamente está muerto, pues tiene un alto grado de contaminación por residuos agropecuarios y domésticos.
“Todas las aguas residuales de la zona van a dar al río. En su parte alta presenta buena calidad y cantidad, de hecho suple gran parte de la cabecera municipal y las veredas, pero no a los corregimientos de la cumbre, imposibilitando usar el agua de la parte baja por su mala calidad”, dice el profesor.
En la cabecera municipal hay momentos en los que deben hacer racionamiento del vital líquido, sobre todo en épocas de sequía. Sin embargo, así llueva en el municipio, muchos corregimientos siguen padeciendo el problema.
Por eso, el profesor advierte que de no tomar medidas urgentes frente al manejo del agua, el municipio se verá seriamente afectado por el vital recurso. “Es necesario establecer redes de monitoreo hidrológicos, estaciones en las principales cuencas y políticas públicas que sensibilicen y resuelvan la problemática”, afirma.
Proyecto ambiental
El investigador lidera un proyecto con la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) con el objetivo de aportar a la solución de esta problemática, recogiendo información de las principales cuencas y ayudando a la comunidad a la apropiación de sus recursos naturales.
“Trabajamos con el río Bitaco y el río Tuluá, seleccionando algunos acueductos para identificar sus problemáticas, diagnosticar los problemas de captación de agua y ver cómo visualiza la comunidad el problema. También realizaremos una valoración y fortalecimiento de la organización y participación de las comunidades en el manejo del agua”, afirma el profesor Chalarca.
No es para menos, los investigadores enfatizan que es necesario concientizar a la comunidad sobre su territorio para que conozcan lo que tienen y empiecen a ser más sensibles en el cuidado y protección de los recursos naturales, haciendo hincapié en la recuperación del río Bitaco.
“La falta de sensibilización frente al problema del agua, hace que estén gastando mucho más de lo que deben. Sin embargo, recuperar el río Bitaco, en la parte baja, podría ser una solución clave para el problema de desabastecimiento que vive el municipio, ya que se podría utilizar el agua de esta parte para muchas veredas que padecen el problema”, dice el docente.
Sin embargo, esto requiere de un proceso largo de sensibilización con la comunidad y de voluntad política para gestionar proyectos serios y aterrizados a la realidad, concluye Chalarca.
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