Agentes antimafia de Estados Unidos están seguros de que detrás de la masacre de ocho personas ocurrida en la finca Villa Pance, sur de Cali, hace 10 días, está Enrique Jaramillo, alias ‘Kike’, el nuevo gran capo del narcotráfico colombiano.
Uno de los sobrevivientes de la vendetta le dijo a las autoridades que esta se originó luego de una discusión en la que un grupo estaba exigiendo que le entregaran la cabeza del ‘Guajiro’, emisario de la banda criminal de ‘los Urabeños’ o ‘clan Úsuga’ en el Valle.
Pero, de acuerdo con información en poder de agentes antimafia, otros fueron los detonantes: ‘Kike’ ordenó la masacre cuando le dijeron que Julio César Paz Varela, alias J1 (uno de los muertos), estaba haciendo acercamientos con la DEA.
“Además, ‘J1’, considerado el rey de la coca rosada, estaba extorsionando por su cuenta a mucha gente y ‘tocó’ a alias ‘el Pastuso’ o ‘el Príncipe’, socio de ‘Kike’, su patrón”, le dijo a este diario uno de los investigadores del caso y lo confirmó un informante.
Sobre los autores materiales de la masacre se sabe que fueron de sicarios, armados con fusiles de alto poder, al mando de ‘Camilo’ o el Zarco, pistolero vinculado con un capo del Valle que se encuentra detenido. Ellos portaban los chalecos con el logo de la Dijín que se encontraron en el lugar y que usaron para desplazarse por Cali, con armas de largo alcance, a bordo de camionetas blindadas.
Tres ‘indictments’
“‘Kike’ anda paranoico, está de pelea hasta con su hermano, alias el ‘doctor Max’, y con ‘el flaco Armando’, sus socios en el negocio”, aseguró el investigador. Y agregó que el capo estuvo en la finca la noche de la masacre.
De ‘Kike’ se sabe que lleva 20 años en la mafia y que se inició al lado del capo Víctor Patiño. Además, que estuvo en la nómina de Juan Carlos Ramírez, alias ‘Chupeta’; Wílber Varela, ‘Jabón’, y de Luis Enrique Calle Serna, ‘Comba’. De hecho, varios hombres de ‘Comba’, que se entregaron a Estados Unidos, han dado información clave del nuevo capo de capos.
Por eso, ‘Kike’, de 50 años, ya tiene abiertos indictments en cortes de Nueva York, Tampa y Miami, en donde también figura ‘Mueble fino’, uno de sus lugartenientes.
El año pasado, EL TIEMPO habló por primera vez de este capo cuando se reveló que le alquiló 90 hombres a ‘los Urabeños’ para enfrentar a un pariente del extinto capo Hélmer ‘Pacho Herrera’ que volvió de Estados Unidos a reorganizar el cartel de Cali.
“Es más poderoso que ‘los ‘Urabeños” y era el dueño del cargamento de siete toneladas de coca incautado en Cartagena en abril pasado”, le dijo a este diario un oficial antimafia que manifestó que se mueve con un anillo de seguridad de 30 hombres y es adicto a la coca.
Además de manejar la ruta que saca droga hacia el puerto de Hamburgo (Alemania), ‘Kike’ controla los envíos hacia México y Guatemala, a través de los cuales dispara droga a Estados Unidos.
El lugar de la masacre también cobra importancia: el palacete rural está vinculado a Léyner Valencia Espinosa, narco extraditado en 2007 y que colabora con la justicia de Estados Unidos en procesos contra capos colombianos y en el de la mexicana Silvia Ávila, la ‘reina del Pacífico’.El gancho para que ‘J1’ llegara a Villa Pance, donde fue maniatado y asesinado con un tiro de gracia (al igual que los otros siete hombres) fue una invitación a una fiesta electrónica a la que iban a asistir modelos.
Valencia, hermano de una exalcaldesa de Zarzal (Valle), heredó parte del andamiaje criminal de Diego Montoya, ‘don Diego’, condenado en Estados Unidos a 45 años.
Llama la atención que a uno de los muertos en la masacre, Andrey Felipe Arias, de 32 años, le aparecieron movimientos migratorios hacia Harris, condado de Texas limítrofe con México y con gran presencia de narcotráfico. De Juan David Yunda, otra víctima, se conoce que llegó de Florencia (Caquetá), donde estudiaba administración de empresas.
Por ahora, el testimonio de uno de los sobrevivientes permitió identificar a por lo menos cuatro de los sicarios, que serán capturados en las próximas horas. También se investiga por qué si a ‘J1’ le iban a imputar cargos por tráfico de narcóticos, homicidio y desplazamiento forzado, obtuvo su libertad el 26 de septiembre, siete días antes de la masacre, con simples sindicaciones de extorsión.
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