
En medio de una creciente preocupación ambiental y social, el Valle de Cocora, ícono natural de Colombia y santuario de la palma de cera, enfrenta una polémica por la contaminación visual y auditiva provocada por la proliferación de estructuras para fotos y la creciente actividad comercial en la zona. Visitantes y ciudadanos denuncian que «se perdió la conexión natural», mientras que las autoridades anuncian mesas de trabajo para conservar el equilibrio ecológico y turístico del lugar.
El Valle de Cocora se transforma: ¿turismo o parque temático?
La polémica se encendió en redes sociales tras diversas publicaciones de turistas que expresan su inconformidad por la transformación del paisaje. Según testimonios recopilados por el medio 180gradosquindio, los visitantes consideran que el Cocora se ha convertido en un parque de diversiones, alejado de su esencia natural, debido a la saturación de spots fotográficos, estructuras decorativas y ruido constante que afecta la tranquilidad del entorno y el avistamiento de aves.
“Se perdió la conexión natural”, repiten varios de los encuestados, quienes esperaban encontrar un santuario ecológico y en su lugar hallaron un espacio sobrecargado de elementos artificiales que desdibujan el paisaje característico del paisaje cultural cafetero.
El otro lado de la balanza: dinamismo económico con límites
Mientras tanto, sectores del comercio y algunos visitantes defienden la presencia de estos espacios, argumentando que «embellecen y dinamizan el turismo en Cocora», además de generar empleo local. Sin embargo, incluso quienes apoyan esta visión reconocen que es necesario establecer límites y regulaciones para preservar el equilibrio entre desarrollo turístico y conservación ambiental.
Autoridades reconocen la situación y anuncian medidas
Ante la magnitud de las denuncias, las autoridades locales y departamentales de turismo se pronunciaron al respecto. El secretario de Turismo de Salento, Edison Hernán Espinoza, admitió que como administración municipal no tienen facultad directa para intervenir en propiedades privadas, pero aclaró que sí pueden verificar la legalidad de las instalaciones y trabajar en conjunto con otras entidades para buscar soluciones.
“Nuestro deber es la inspección de la documentación y la legalidad. Hay otras entidades como la CRQ que podrían realizar actividades correctivas siempre y cuando haya un trabajo conjunto”, señaló Espinoza.
Por su parte, la secretaria de Turismo del Quindío, Juana Camila Gómez Zamorano, confirmó que se realizarán visitas técnicas y mesas de trabajo con los responsables de las instalaciones para llegar a consensos que permitan conservar la belleza natural del Valle de Cocora.
“Vamos a generar unas mesas de trabajo, visitas y actas de compromisos entre las autoridades para atender el sentir de la comunidad y los turistas de que nuestro Valle de Cocora no se siga desvirtuando”, aseguró Gómez Zamorano.
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Otros factores que agudizan el problema: movilidad y parqueo
A las denuncias ambientales se suman las dificultades de movilidad y parqueo en el Valle de Cocora, que desde hace años vienen afectando la experiencia de los visitantes. El incremento del flujo turístico sin una planeación adecuada ha generado colapsos en las vías de acceso y conflictos entre conductores y habitantes de la zona.
Este cúmulo de situaciones ha llevado a los turistas y defensores del medio ambiente a exigir un plan integral de ordenamiento turístico y ambiental, que contemple la regulación de actividades privadas, la preservación de la flora y fauna, y la sostenibilidad económica del lugar.
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