El conductor de un bus de servicio público en Armenia no le permitió el ingreso a un joven con discapacidad visual que pretendía abordar el vehículo con su perra lazarillo, de raza labrador.
El joven afectado se llama Alexánder Ruiz Morales. Él se desplaza a todo lado en compañía de su canino guía certificado, que le permite esquivar obstáculos, frenar ante el tráfico, evitar huecos, entre otros peligros.
Ruiz Morales pretendía tomar un bus urbano en la ruta Calarcá–Armenia, pero no pudo hacerlo.
El joven, que además es comunicador social y periodista, grabó en audio la situación y le advirtió al conductor que la prohibición iba en contra de lo que dice el Código Nacional de Policía.
“Yo venía para Armenia y en el bus no venía nadie porque nadie dijo nada. El motivo para que el señor no me dejara subir al parecer es porque se trataba de un bus muy cómodo y muy moderno con silleteria especial y que por eso no se podía. Inclusive me dijo que la única forma era en guacal”, expresó Alexander.
La Asociación de Discapacitados Visuales del Quindío rechazó contundentemente la situación y argumentó que el artículo 124 del Código Nacional de Policía sanciona a quienes impidan el ingreso o permanencia de perros lazarillos cuando se presente el respectivo documento que así lo certifique.
Agregó que hay otras normas que los cobijan en su condición visual.
“El artículo 33 del decreto 660 del 2003 del Ministerio de Transporte obliga a prestar el servicio a personas con discapacidad acompañadas de su perro de asistencia, siempre y cuando este último vaya provisto del distintivo especial, y las características del perro y la tipología del respectivo vehículo permitan su transporte en forma adecuada”, indicó Jaime García, miembro de la asociación.
Tras recibir la queja ciudadana, Mario Ariza, director jurídico de la empresa Buses Armenia, manifestó que el bus en cuestión es uno de los vehículos que no cuentan con puerta lo suficientemente amplia para dejar ingresar al perro. Añadió que este caso es particular y que el ciudadano finalmente pudo tomar el servicio en la ruta siguiente.
“Este es un caso aislado. El joven dice que no lo dejaron subir porque le dijeron que de pronto iba a ensuciar la cojinería y eso no es así, porque el conductor no se encarga de limpiar las sillas. Lo que pasa es que el tipo de vehículo (…) no tenia puerta trasera y no sabíamos si el perro era muy grande o si tenía algún aditamento que le evitaba entrar por la registradora. Sin embargo, se le explicó que si esperaba tres minutos podía irse en otro bus”, afirmó Ariza.
El vocero de la empresa de transporte advirtió que tienen la mayor flota de vehículos para atender a la ciudad y que existen tres variedades de buses, de las cuales hay unas más aptos para ciertas necesidades.
Ruiz Morales confirmó que pudo abordar otro bus, pero rechazó la negativa del transportador ya su perrita, llamada Kaira, sí cabía por la puerta. Según él, la situación se presentó por capricho del conductor. Agregó que en el país hace falta más información entre el gremio transportador y entidades públicas sobre las normas y derechos de la población con discapacidad.
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