Aunque algunas voces se han alzado en contra de los mandatarios municipales del Norte del Valle, unas más altisonantes que otras, divirtiendo a los usuarios de las redes sociales, diseccionando los errores de los alcaldes y exponiéndolos sin mayor respeto, ante la comunidad; pienso que hay que buscar en dónde nacen esos errores, que no es ni aquí en Cartago, ni en ningún municipio norte vallecaucano.
Lo que vemos actualmente, en el manejo de los recursos para paliar esta pandemia, que amenaza con salirse de las manos, es el resultado de las pésimas políticas nacionales (en un país de naciones) en el sector de la salud pública, en donde tradicionalmente, ha habido un despilfarro de los recursos en manos de las EPS, prueba de ello son las quiebras e intervenciones a esas organizaciones mercantiles.
Sin duda alguna, y si la corrupción no tuviera permanentemente en una sala de emergencias al sector salud, y me refiero al inmoral manejo de los políticos y los politiqueros que se roban esos recursos, que deberían considerarse sagrados; sin duda alguna, repito, el sector salud estaría mejor preparado, no solo con la apropiada remuneración y pago oportuno al personal médico; sino también con unas instalaciones mejor adecuadas para todo tipo de atención médica, no solo epidemias, y con una mayor cantidad de camas, de recursos y de personal, no solo en las UCI, sino también en las otras áreas, que hoy parecen olvidadas.
Claro, eso nunca ha ocurrido y menos en municipios de provincias olvidadas como es el caso del Norte del Valle, en donde dependemos de otras ciudades como Pereira, Armenia y Tuluá, para una oportuna atención médica especializada.
La pandemia está mostrando los dientes con toda su crueldad (igualmente la corrupción en las más altas esferas) y nada extraño sería que nos toque vivir situaciones lamentables como las que sufrieron los habitantes de Guayaquil, con los cadáveres de sus familiares en la salas de sus casas, sin saber qué hacer con ellos.
Claro, todos tenemos derecho a enojarnos, a criticar, a proponer, pero es que el problema de Cartago y del Norte del Valle, está río arriba, en la ciudad de Cali y más arriba, en Bogotá; en la primera no importamos, no somos tenidos en cuenta, las enormes inversiones se hacen en ella o en su área metropolitana; y para la segunda, no existimos. Salvo en noticias amarillistas.
Después de la pandemia, sería algo natural y justo con la población norte vallecaucana, que sus mandatarios se sentaran a tomarse un tinto, como ya lo han hecho, y hablaran seriamente de divorciarnos de quien no nos quiere, y armar rancho aparte creando nuestro propio departamento.
Nota aclaratoria
Las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Deja tu comentario