Cuando la cultura del café desplazó a las otras formas de producción, como la minería y el cultivo del cacao, en lo que hoy es el eje cafetero, se presentó un cambio histórico en Colombia que impulsó no solo la economía del país, también creó unas nuevas formas de ser de la sociedad Paisa.
El Antioqueño que llegó al eje cafetero: Caldas, Risaralda, Quindío, Norte del Tolima y Norte del Valle del Cauca, incluyendo el occidente del Chocó, fue un hombre arriesgado, capaz, laborioso, emprendedor, creativo, innovador y cívico; cualidades que se potenciaron con el proceso colonizador y civilizador de un territorio agreste y pleno de dificultades; que le añadieron a ese hombre recién llegado, una fortaleza sin par y un deseo profundo de superar en todo, a sus mayores.
En muy poco tiempo, y a diferencia del resto de Colombia, el eje cafetero surgió como la región progresista que hoy conocemos, amplificando los ecos de aquellos primeros grandes hombres, y vislumbrando un futuro en donde la sociedad Paisa del eje cafetero, será la que lidere el devenir histórico del país.
Junto al Antioqueño, también hubo presencia, en menor número pero de gran importancia, de Caucanos del Norte del Valle (diferentes a los demás caucanos del resto del valle), que en parte se conservan culturalmente y en parte ya están incorporados a la cultura Paisa; de Tolimenses y de Cundiboyacenses, todos ellos aportaron culturalmente al eje cafetero y le dieron nuevas formas de pensar y hacer la cultura Paisa.
Sin duda alguna, esta región está destinada a ser líder en Colombia y por eso, debemos trabajar en procura de ese alto ideal.
El Norte del Valle del Cauca (inserto en el mapa del departamento del Valle del Cauca, por obra y gracia de la politiquería de principios del siglo XX, y la falta de liderazgo político entre las miopes familias prestantes tradicionales caucanas cartagüeñas y la estupidez de los gamonales norte vallecaucanos de la época) debe separarse si o si, del gobierno departamental de la ciudad de Cali, si es que se quiere llegar a algún Pereira, en otras palabras, a alcanzar nuestro pleno desarrollo como región, aprovechando que pertenecemos al eje cafetero y que somos beneficiarios directos del empuje empresarial, comercial, y del desarrollo de las tres capitales que conforman la ciudad región del eje cafetero. Nuestro desarrollo económico ha sido jalonado por inercia gracias a la cercanía geográfica y cultural con Pereira, Manizales y Armenia. No por otras ciudades como Cali, que siempre se ha empeñado en desconocer a Cartago y al Norte del Valle del Cauca.
Teniendo claro lo anterior, de que somos cultura Paisa, tan paisa como la Antioqueña, pero enriquecida con aportes culturales de otras regiones, es que el Norte del Valle del Cauca o Quimbaya (como en realidad debe llamarse), debe sentirse parte del eje cafetero, debe pensarse como eje cafetero, debe ser eje cafetero, sin importar ese mapa que nos impuso unos límites entre hermanos, hijos todos de la colonización Antioqueña.
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