No es solo el covid-19; no es solo el aislamiento social; no es solo la precaria administración de los recursos médicos y sanitarios. No, es mucho más lo que se puede observar tras el telón negro de esta contingencia por la pandemia.
A nivel nacional, la corrupción es la que dicta el quehacer de los funcionarios públicos, solo basta sentarse ante un televisor y presenciar en los noticieros, el vergonzoso rifirrafe politiquero, en medio de una crisis como la actual: contratos amañados e ilegales, actos delictivos al interior de las fuerzas militares, un ministro de hacienda que está allí sentado, defendiendo los intereses de los ricos y poderosos, ministros que todos los días, a las seis de la tarde, en los canales públicos, hablan de las maravillas de sus gestiones, cuando en la realidad los recursos no llegan a quienes lo necesitan: el PAE es una vergüenza, los subsidios que promete el gobierno, benefician en muy poco a muy pocos; la gran mayoría de la población está padeciendo de necesidades sin que los cubran subsidios de ninguna clase.
El panorama es desolador, no solo el de las calles de una ciudad como Cartago, que suelen estar repletas de personas y vehículos, y que ahora permanecen vacías la mayor parte del día y toda la noche. No, el panorama del país es mucho más desolador. Con esta crisis se desnudaron las burdas tramas politiqueras y corruptas que siempre han estado ahí, mimetizadas entre títulos de doctores y altos cargos públicos, con nombramientos a dedo, tras bambalinas, por los mismos de siempre que son elegidos, como siempre, por un pueblo desmemoriado e indolente.
¿Cuándo pasará la peste? No lo sabemos, quizá en unos meses o en unos años, quizá nunca, todo depende de si nos acostumbramos o no, a ver esta peste como vemos a la corrupción: el paisaje de fondo, natural e imperturbable.
El Norte del Valle del Cauca, acostumbrado al olvido político, ha lidiado con esa peste de la mejor manera posible, actuando con ejemplo cívico, respetando las orientaciones para esta época de pandemia, cosa que no ocurre en Cali, con la indisciplina social que tiene sumida a esa ciudad, en una crisis sanitaria enorme.
Esta experiencia debe fortalecer a los hijos del Norte del Valle del Cauca, para que propongamos y exijamos la creación de nuestro departamento.
¿Qué estamos en una crisis? Sí, ese va a ser el argumento para que el pueblo no piense, no visione, no imagine un mejor mundo, para que los nortevallecaucanos no pensemos en nosotros como departamento.
La peste pasará, tengamos fe que como la corrupción, no quedará pegada a la piel de este país, y que cuando pase la peste, nuestros gobernantes nortevallecaucanos estén prestos a escuchar, a entender y a trabajar por los intereses de nuestra región.
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