Los hechos que convulsionaron al país en los últimos días, a causa de la brutalidad policial, han servido para corroborar la política del gobierno, frente al manejo que se le da a esta institución con respecto al control de la ciudadanía.
Sobre todo, se reafirma que es método a ultranza adoptado por el gobierno, aquello de que yo te defiendo tú me defiendes, lo cual hemos venido observando desde el gobierno Uribe, con respecto a la policía y el ejército nacional.
Tras la primera reunión del alto gobierno, para analizar los hechos de sangre y violencia, que en este caso nos ocupan, el parte del Ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, fue: “ No habrá reestructuración al interior de la Institución Policial, .pero si se mejorarán las condiciones internas de la institución”
Esta política del gobierno Duque fue corroborada con la actitud del mandatario, al asistir al reconocimiento de los destruidos C.A.I, utilizando una chaqueta de la institución, en un acto simbólico de respaldo y un mensaje de desdén a las protestas del pueblo indignado.
Aunque, tanto el gobierno como la policía han optado por reconocer públicamente, el carácter de culpabilidad de los agentes implicados en el homicidio de Javier Ordoñez, es claro que, frente a las abrumadoras evidencias presentadas a la Fiscalía General de La Nación, tant por por medicina legal como por el testigo del caso y los videos del hecho, no tenían otra opción.
Es inaceptable que a estas alturas, estén siendo investigados más de un centenar de ciudadanos y detenidos otros cinco, por los actos violentos en las protestas de las dos últimas semanas, pero ni un solo policía haya sido detenido a causa de la muerte, por arma de fuego, de doce personas en los mismos disturbios.
Otro acto que corrobora la falta de sensibilidad del presidente Duque ante el caso de la violencia policial, es el tan sonado asunto de “la silla vacía “, en el cual elude la posibilidad de reconfortar a la familia de Javier, Ordoñez y pedir perdón directa y públicamente, a los duelos. Esto, justo en la semana que más ha criticado a los ex guerrilleros acogidos al proceso de paz, por su renuencia a aceptar sus culpas de guerra y a pedir perdón de manera abierta, a las víctimas.
Así que el acto de pedir perdón, por parte del ministro de defensa, en nombre del gobierno, suena, “de dientes para afuera”, a la luz de lo anteriormente expuesto.
De otro lado, resulta obvio que el ataque a los C.A.I., en la ciudad de Bogotá, fueron dirigidos por pandillas organizadas, pero como bien dijo la Alcaldesa, Claudia López, no hay, hasta el momento, evidencia conocida de presencia del ELN en las manifestaciones ciudadanas, peroante todo, esto no deslegitima el derecho a la protesta, ni desvirtúa la indignación del pueblo por el abuso policial.
En todo caso, está bien que, tanto el gobierno como la policía, rechacen con energía los actos vandálicos, pero es inaceptable que el derecho a la protesta legítima, pretenda ser ahogado mediante el uso de armas de fuego, contra la ciudadanía, como lo demuestran suficientemente, algunos videos que han circulado en las redes sociales.
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