DESDE MI BALCÓN
Mi memoria no funciona bien con las fechas, pero si con los hechos y las personas y personajes que gracias a mi labor como locutor y periodista en los últimos 35 años han pasado por mi vida o he tenido el honor de conocer e incluso de compartir en lo personal, muchos de ellos, la mayoría intrascendentes, luces de unas horas, pero otros que han sido un faro que incluso después de su muerte siguen siendo vigentes en la región, el país y mundo.
Hace unos 15 años atrás, en «El Portal’ cuando paraba una pelota que los niños patearon desde la cancha, uno de ellos me gritó: «Cucho tirela» .
‘Cucho’ esa palabra aún retumba en mis oídos, creo que ese fue el inicio de mi ingreso al selecto grupo de la «Tercera edad» .
Han pasado muchos años, he vivido muchas experiencias , he viajado, he padecido y disfrutado tiempos de soledad.
Hace unos días, en uno de mis tantos trasteos, encontré una caja llena de cassettes con grabación es de programas de radio de hace más o menos 35 años, no los pude escuchar, no tengo donde, ya no hay grabadoras con casetera, entonces los entregue a Zapata, un amigo de toda la vida, apasionado de la radio para que los digitalice y de esa forma poder recuperar tantas entrevistas con tantas personas que fueron noticia en alguna época en la región; muchos de ellos han muerto, otros pocos están vigentes en la política, el arte y en la vagancia también.
Pero empecé a recordar, dicen que cuando recuerda mucho, es porque la puta vejes llegó.
En fin, voy a iniciar una serie de escritos, ojalá puedan ser crónicas de esos recuerdos, de esas anécdotas y sacrificios para poder hacer periodismo durante una época donde todo era análogo, no habían celulares, ni computadores, ni mucho menos internet y redes sociales.
Voy a tratar de contarles quiénes y qué era noticia en esas épocas ya pretéritas.
Tantas alegrías, sufrimientos, llantos, sudores, música, ruidos, amigos verdaderos que aún están vigentes y otros que han partido.
Nostalgias de lo que se hizo, arrepentimiento de lo que no se hizo y esperanzas de poder seguir haciendo algo más.
Olor a pólvora de fiestas, pero también de armas que cegaron muchas vidas.
Sonidos de voces de discursos, de charlas interminables en «La Mejor» esa panadería de mi generación, de tantas tertulias, cigarrillos y tintos que tomaba en busca del último chisme del pueblo.
Recuerdo del sonido de las campanas de San Sebastián y mi tiempo de seminario y sacristán.
Recuerdos muy duros de mi partida de mi Roldanillo, partida que aún no termina.
De algodón, millo, soya, canales de riego y sus mojarras y nadadas en sus oscuras aguas.
Si, muchos recuerdos, muchas voces en mis oídos, muchas tarimas y micrófonos, sensaciones, y demasiados vacíos.
Dolor de piernas de esas caminadas por las polvorientas vías del «plan» buscando trabajo en el famoso «rastrojeo» expresión u oficio que las nuevas generaciones no conocen ni conocerán.
Qué enredo tengo en en mi cabeza, empecé escribiendo sobre algo, y miren donde voy; pero esa es la maravilla de la crónica.
Nuestras vidas son eso: Crónicas, lo difícil es escribirlas.
Qué difícil y a veces doloroso es escribir sobre los recuerdos.
En fechas soy malo, pero en sensaciones soy bueno, aunque no escribo frecuentemente, si pienso en crónica, y ese ejercicio me da la posibilidad de ir de un tiempo a otro, con una facilidad increíble y esto me da la libertad de escribir del pasado, presente y proyectar el futuro.
Un futuro, que no veo muy claro, es más, lo veo en colores de decierto, con sed y hambre a causa de el mal manejo de los cultivos, y claro del medio ambiente.
Otra vez, he cambiado de tema; pero dejare este tema solo esbozado, porque me han dicho que no hable de esto porque puedo dañar el sabor que muchos dicen es agradable del guacamole, pero que en poco tiempo, será lo único que tendremos para calmar la sed…Como dice un humorista de esta época: El que entendió entendió.
Pero me pica la lengua para hablar de eso, creo que pronto caeré en la tentación.
En fin, este «cucho» va a iniciar una serie de crónicas de mis vivencias y recuerdos de periodismo, animación y otras hierbas.
Voy a escribir en primera persona, me voy a dar ese lujo.
Estar en esta época es muy interesante, es una combinación de ser análogo y digital al mismo tiempo.
Quisiera contagiar a muchos de mi generación para que me ayuden a completar algunos recuerdos que están algo confusos.
He visto unas fotos de como los areneros del río Cauca, están trasladando a personas de una orilla a otra en el sector de «Guayabal».
Eso me hizo recordar ese paseo agradable de infancia a «La barca» ese Planchón que nos pasaba al otro lado del río a coger las deliciosas panas; hace muchos años no disfruto de ese sabor en mi paladar: pana con sal, una delicia de nuestra generación, al igual que la gamuza y el misisigui.
Recordar también, que los primeros extranjeros que llegaron a la región eran los cazadores que llegaban en tiempo de cosecha de maíz y millo para cazar miles de tórtolas que llegaron durante mucho tiempo a esta antes colcha de retazos del valle geográfico del río Cauca.
Hoy en día ni una de esas aves se ven en nuestro cielo. Que delicia era esa ave bien frita.
Sonidos de escopetas de fisto para cazar en ese entonces varios bosques que se tenían en las montañas de la región, bueno cuando se podía cazar porque había en donde y que.
El sonido de esos vehículos gigantes que se llamaban «Calambucos» generalmente verdes, que desde las 4 am recogían a centenares de corteros en la creciente industria de la caña de azúcar.
Recuerdo el «Llevo, llevo» el grito de quienes cargábamos mercados en la galería, cuando la galería era el centro de comercio más importante del municipio.
Y como no recordar los fines de semana especialmente, cuando desde el almacén de Don Alfonso Ruiz y del almacén de la señorita Aura salíamos gritando: El País, El Tiempo, El Espectador, La República y otros periódicos que se vendían en esa época. Que interesante recordar eso, pues mi vida ha estado marcada por el periodismo.
Sonidos de radio, de esa emisora pirata: Radio Ciudad de Roldanillo, mi gran escuela; RCN Antena 2, Roldanillo Stereo, Ondas del Valle y otras…Tantos programas, tantas transmisiones, tanta música, tantas entrevistas, tantas historias.
En fin, creo que sí estoy viejo, estoy recordando mucho. Mejor dejo aquí, para tener más temas para escribir.
Un slogan que hizo famoso el Club de Leones fue: Recordar es ver vivir y la verdad tengo demasiados recuerdos, son mi herencia mi legado, son mis sueños algunos hechos realidad, otros en proceso.
Como decimos los que amamos la mejor profesión del mundo: Esta es una noticia en desarrollo, o mejor unos recuerdos en desarrollo…
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