El polvo que se obtiene de las botellas plásticas molidas, mezclado con fibras naturales de residuos orgánicos de café, plátano o coco, sería la materia prima para fabricar moldes de madera plástica que se utilizarían en el área agropecuaria y en construcción.
Juan Camilo Solarte Torres, estudiante de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, trabaja en un proyecto que busca reutilizar los desechos plásticos como el polietileno tereftalato (PET) –con el que se fabrica la mayoría de las botellas convencionales de agua– y los residuos orgánicos como la zoca del café, el raquis del plátano y la cáscara de coco, para obtener una madera más resistente y que tenga menor impacto ambiental.
El estudiante propone mejorar la manufactura de madera plástica que se encuentra actualmente en el mercado, mezclando el plástico con la biomasa recuperada de desechos orgánicos de los productos autóctonos de la Región Cafetera.
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Según un estudio del Ministerio de Vivienda, de las 30.000 toneladas de basura que produce Colombia al día solo se recicla alrededor del 13 %. Por eso el material propuesto ayudaría a aumentar los niveles de reciclaje, no genera ningún tipo de contaminación del agua, evita la tala de árboles y la madera plástica resultante no se descompone y es fácil de instalar.
Para fabricar los moldes de madera plástica se mezcla el 85 % de PET con el 15 % de biomasa orgánica de cualquiera de los productos naturales seleccionados. Para obtener la biomasa, el estudiante se basó en productos de la Región como el café y el plátano, y también hizo pruebas con cáscara de coco, ya que este se usa en grandes cantidades como materia prima de una industria de dulces de Manizales.
Después de varias pruebas de ruptura y absorción de agua, el estudiante Solarte determinó que la cáscara de coco es el producto ideal para combinar con el PET, ya que presenta mayor permeabilidad.
Para fabricar la madera plástica, todos los materiales pasan por un proceso de selección, almacenamiento, aglutinado, demolición, secado, mezcla de plástico, extrusión de perfiles, enfriamiento y corte.
El proceso se realiza en tres pasos: “se muelen el PET y la materia orgánica seleccionada; se realiza el secado, después de lo cual los materiales pasan por el método de extrusión, a través de un tornillo sin fin, y se pasa por un molde encargado de darle la forma deseada al plástico”, describe el estudiante.
Gracias a su resistencia, el material se puede usar en el área agropecuaria para fabricar comederos, corrales, estantillos (postes utilizados para cercar las fincas), postes y pisos. Así mismo en la construcción se pueden hacer escaleras, fachadas, garitas, muelles, puentes, puertas, portones y rejillas, entre otros; y en el círculo mobiliario urbano se puede trabajar en señalizaciones, canecas, cercas, graderías, parques infantiles y casas para mascotas, entre otros productos.
Los artículos fabricados con madera plástica cumplen con las propiedades de resistencia que garantizan calidad y sostenibilidad. “Los polímeros se pueden demorar más de 150 años en degradarse; los puede atacar el agua, el viento y la temperatura, y tienen mucha capacidad de aguante; además, tienen muy alta resistencia al impacto”, explica el estudiante.
Además de su carácter ecológico, el material tiene mayor vida útil, es inmune a los insectos y roedores; resistente al impacto, la humedad, la corrosión, los ácidos y los detergentes, entre otros beneficios frente al producto tradicional hecho con madera.
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