Empecemos por lo primero: las evaluaciones de desempeño son importantes. Tal es así, que casi el 90% de las empresas realizan al menos este tipo de análisis una vez al año, y casi el 50% lo hace dos veces por año. En efecto, este tipo de metodologías pueden aportar información sensible para la organización, identificar posibles mejoras y potencial desarrollo.
Las evaluaciones de desempeño, como el mismo nombre lo explica, estudia el ejercicio de los empleados y su desenvolvimiento en las tareas que le son asignadas. Son procedimientos organizados que buscan medir, analizar y dar un feedback sobre cómo están llevando adelante su trabajo dentro de la empresa.
Su función principal es verificar si están cumpliendo con las responsabilidades y alcanzando los objetivos laborales, al mismo tiempo que se identifican puntos fuertes y áreas donde se puede mejorar.
Estos procesos evaluativos son llevados a cabo por el área de Recursos Humanos de la organización, que es el mismo que también se encarga del reclutamiento de personal. No obstante, también pueden ser responsabilidad de los supervisores, gerentes de área o líderes de equipo. Esto variará según la estructura de la organización misma.
En el último tiempo, se han visto algunas tendencias en la evaluación de desempeño y en el reclutamiento de personal, con respecto a sus metodologías y sus formas. Por ejemplo, en el hecho de que se le da mayor importancia a la retroalimentación y el coaching para así poder ayudar a los empleados a alcanzar su máximo potencial. Además, los gerentes suelen recibir capacitación para que esa retroalimentación que ofrecen sea lo más efectiva posible.
Aquellas estructuras que adoptan una cultura de retroalimentación regular y continua, están mejor posicionadas para identificar y abordar los problemas de rendimiento de manera oportuna, así como más predispuestas para reconocer y compensar los logros de manera efectiva. Esto no solo mejora el rendimiento individual y colectivo, sino que además fortalece el compromiso y la lealtad de los empleados hacia la empresa.
En esa línea, otra tendencia que se suele observar es el viraje de las empresas hacia evaluaciones más asiduas. Es decir, abandonar la modalidad anual, para darle paso a revisiones más frecuentes, que permita un feedback más oportuno gracias a un seguimiento más cercano.
Además, se están utilizando estos procesos para identificar oportunidades de readaptación profesional, a través de programas formativos. Esto implica ayudar a los empleados a desarrollar nuevas habilidades que demande el sector o el mercado laboral.
Más allá de los beneficios mencionados que surgen de estas nuevas prácticas, también existen otros como:
Otra ventaja clave del estudio del desempeño de los miembros de la organización, es el impacto que tiene a la hora de poder retener el talento. ¿Qué es retener el talento? Conservarlo en la empresa. Preservarlo, darle condiciones para que se sienta cómodo y proyecte un positivo crecimiento profesional dentro de la organización a lo largo del tiempo.
Cuando los empleados sienten que su trabajo es reconocido y valorado, están más comprometidos y motivados para contribuir al éxito de la empresa a largo plazo. Además, las evaluaciones de desempeño les brindan el espacio para expresar sus aspiraciones profesionales y de desarrollo, lo que puede ayudar a retener a estos talentos prometedores.
Al respecto, hay algunas estadísticas interesantes que confirman estos beneficios:
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