El Congreso iniciará este martes el primer debate del nuevo código de Policía presentado por el Ministerio de Defensa, que, entre otras reformas, restringe el porte y uso de armas no letales.
El proyecto señala que el solo hecho de portar algunos de esos elementos que se consiguen hoy con facilidad en el país constituye un riesgo para la “vida e integridad de las personas”.
Además de las armas blancas en la lista de elementos que no pueden ser portados por los colombianos, también se incluyeron “armas neumáticas o de aire, o que se asimilen a armas de fuego (…) o sustancias peligrosas”.
Para quienes sean sorprendidos con esos elementos, el código establece sanciones de hasta ocho salarios mínimos diarios legales vigentes.
Aunque no se incluyó en el texto, que enfrentará su primer examen en el legislativo, la restricción a los llamados ‘tábanos’ (elementos que emiten electrochoques ), el senador Germán Varón, coordinador de ponentes del proyecto, afirmó que durante el debate también se establecerán restricciones a dichos instrumentos.
“La idea es que esas armas se tengan en cuenta. Son elementos que inmovilizan a una persona, que la dejan en estado de indefensión, sin capacidad de reacción. Este tipo de armas no son solo usadas para defenderse sino también para robar”, sostuvo Varón.
La utilización de estos elementos ha aumentado conforme lo reveló ayer un informe de El TIEMPO. El año pasado, por ejemplo, al país ingresaron 55.996 artefactos de esta naturaleza y en lo que va corrido de 2015 ya son 14.277 las unidades que están en las calles. Eso, sin contar el subregistro de las armas no convencionales que son ingresadas de contrabando al país.
La oferta es variada: desde aerosoles con gas pimienta hasta pistola de balines y paralizadores eléctricos.
El senador Varón afirmó que de aprobarse este código, las personas “no podrían usar estos artefactos, ni armas neumáticas ni cuchillos. Hay que recordar que el uso de la fuerza y la capacidad coercitiva es de uso exclusivo del Estado”.
El artículo, no obstante, hace la salvedad de que quien demuestre que uno de esos elementos hace parte de su trabajo o de su estudio puede portarlo sin restricción alguna.
Lo que está por definirse es cómo se hará esa valoración y a quiénes les otorgarían esos salvoconductos.
En la norma existe un vacío sobre el porte y uso de aerosoles con gas pimienta, pues no se hace una referencia explícita a su prohibición. Sin embargo, ponentes del proyecto dicen que la reglamentación correría por cuenta de las alcaldías de cada ciudad.
Incluso, señalaron que su uso se podría tipificar en el capítulo de “comportamientos que ponen en riesgo la vida e integridad” de las personas, en donde se sanciona “lanzar objetos o sustancias a personas”.
Expertos dicen que al no hacer una referencia clara sobre el uso concreto de esos gases se deja abierta la posibilidad de que se sigan utilizando sin ningún control de las autoridades.
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