Cuando navegamos por la red en busca de un tema en particular, es fácil encontrarnos con información que suele enganchar nuestra atención por algunos segundos o incluso más. Estos segundos de atención son el primer paso que puede llevarnos a conocer una nueva marca, producto o servicio.
Sin importar el tema de interés, una buena estrategia de neuromarketing es capaz de captar nuestra atención, ya sea en artículos para el hogar, suplementos como los que puedes encontrar en vitamin stores o coches deportivos. Lo cierto es que este tipo de campañas tienen un enfoque muy específico, capaz de aprovecharse de los sesgos cognitivos del cerebro.
Como definición básica, podemos decir que el neuromarketing no es más que una modalidad en la que se aplican ciertas técnicas de estudio y predicción sobre los comportamientos de las personas. Su principal herramienta es la neurociencia, la cual, es capaz de ofrecer informes específicos de las reacciones generadas por ciertos estímulos.
Para que el neuromarketing funcione de manera eficiente, generando mejores resultados en un plazo de tiempo menor, es necesario valorar cuál de los 3 tipos en los que se divide puede funcionar mejor para un sector.
Por ejemplo, si se quiere vender suplementos alimenticios, es probable que el consumidor se vea más influenciado por el neuromarketing visual, al ver resultados físicos en las personas que consumen este producto. Sin embargo, algunas sensaciones pueden evocarse a través del neuromarketing, teniendo en consideración que existe el marketing auditivo y kinestésico.
A diario nos encontramos bajo la influencia de este tipo de estrategias de marketing y publicidad, las cuales, buscan generar una mejor conexión con el usuario y son capaces de analizar en profundidad parte de sus intereses y gustos para crear una mejor experiencia que logre cerrar una venta y fidelizar al cliente.
Los sesgos cognitivos y el neuromarketing
Un punto importante que no se puede dejar pasar por alto son los sesgos cognitivos, ya que, aunque se sabe que el ser humano es impredecible, el neuromarketing ha conseguido desarrollar estrategias que pueden influir en la decisión de un cliente.
Las múltiples investigaciones llevadas a cabo sobre la conducta humana, suelen ser de gran aporte para el desarrollo de una estrategia eficiente de publicidad, puesto que, se sabe que los pequeños ajustes en una estrategia, que no parecen ser importantes, pueden tener un impacto significativo en la decisión final de un consumidor, un aspecto que suele acreditarse en gran medida a los sesgos cognitivos.
Antes de continuar, parece apropiado definir de qué se trata todo esto, ya que, básicamente, se puede definir un sesgo como un error en la interpretación de una información. Entre los sesgos cognitivos más utilizados se encuentran:
- Efecto de exposición: Cuando un consumidor se expone repetidamente a una información, es probable que se muestre interesado en algún punto, pues ya se siente familiarizado. Una manera de emplear esto es a través de la transformación de publicaciones en diferentes formatos, o compartir contenido existente en tus redes sociales.
- Rechazo a perder algo: Este fenómeno conocido como aversión a la pérdida, fue descubierto por Daniel Kahneaman y Amos Tversky, quienes determinaron que el cerebro humano prefiere no perder algo que ya tiene, antes que adquirir algo nuevo de valor similar. Este sesgo se emplea en estrategias como las bonificaciones limitadas o cuentas regresivas para las ofertas.
En definitiva, un individuo que recibe una información, suele alterar la interpretación de la misma al verse influenciado por su percepción o creencias, lo que genera una distorsión del mensaje y cambia el objetivo real del mensaje.
Los especialistas en neuromarketing han aprendido a manejar este recurso para lograr mejores ventas, pues es posible influenciar el comportamiento de los compradores, aumentando la rentabilidad del negocio en menor tiempo.
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