CiudadRegion.com | Cartago | 04 JUN 2017 – 11:01 pm
Iumadé es un resguardo de la comunidad indígena Embera Katío, que se encuentra situado a tres horas de camino desde el punto conocido como La Unión, en la vía que une el municipio de Pueblo Rico con el corregimiento de Santa Cecilia de esa misma localidad.
Para llegar a ese hermoso lugar, se inicia el recorrido a pie en el resguardo Dokabú, un sitio donde se puede divisar las empinadas lomas que son transitadas por indígenas de diferentes veredas que suben y bajan para cumplir con sus labores diarias.
El recorrido por este camino, deja ver la belleza natural de Risaralda en todo su esplendor, con el cantar de los pájaros y el aire puro, producido por los árboles que adornan todo el trayecto.
Al inicio de la caminata se encuentra la vereda Chifá, luego Santa Teresa y Kemberdé. En el ascenso pasan jóvenes que van a estudiar e indígenas que al notar la presencia de los visitantes, preguntan: “¿Pa’ dónde?”, y luego de saber la respuesta: “para Iumadé”, retoman el camino.
En el recorrido de estas veredas se encuentran niños indígenas saliendo a bañarse, las mujeres bajan con sus canastos a buscar la leña para preparar sus alimentos, y los hombres bajan corriendo la montaña, como si fuera un recorrido fácil y corto, pero para ellos es su camino ancestral, que cada día recorren sin ningún inconveniente.
Luego se llega a la vereda Paparidó, donde el río Dokabú deja ver las relucientes aguas y piedras gigantes, que facilitan el lavado de la ropa de las mujeres y un sitio donde los niños pueden jugar y bañarse sin problema en los charcos que forma el riachuelo.
Más arriba de la montaña se encuentra la vereda Marruecos, donde los infantes salen corriendo al encuentro de los forasteros. Ellos saludan y les sonríen como si fueran conocidos o una visita muy esperada.
Después de 25 minutos, subiendo cinco o seis lomas empinadas, llenas de barro, donde las botas se quedan enterradas, se divisa la vereda Iumadé, que significa Arcoiris. Este sitio se convierte en el descanso de los caminantes que quieren llegar a este hermoso resguardo.
Al entrar en el resguardo se logran ver las huertas caseras que la comunidad ha sembrado gracias al programa de la Gobernación de Risaralda, en alianza con Prosperidad Social, en el cual 90 familias de este resguardo y de Bichuvara cultivan sus propios alimentos para su consumo.
Después de un breve recorrido por el lugar, la secretaria de Desarrollo Social, Teresita Peláez Cruz, se encontró con líderes de la comunidad indígena tanto de Iumadé como de Bichuvara, a quienes escuchó las inquietudes, agradecimientos y solicitudes, frente al programa de seguridad alimentaria con enfoque étnico que ya cumple ocho meses de ejecución.
Entre los beneficiarios del programa estaba Ritalina Restrepo, una joven madre de dos hijas y quien manifestó que el programa le había enseñado a cultivar sus propios alimentos y esta práctica la va a transmitir a sus hijos, porque es la mejor forma de trascender sus costumbres de generación en generación.
“Estoy muy feliz en el programa porque cuando yo crecí mi mamá no me enseñó a sembrar las semillas, cómo producirlas; ahora con las personas de la Gobernación me enseñan cómo sembrar y yo también le voy a enseñar a mis hijos cómo sembrar para que no dejen la tierra de nuestro territorio, de nuestros ancestros”, dijo.
Además, agradeció a la administración departamental el generar este Resa Étnico: “Gracias por darnos la oportunidad de trabajar nuestro territorio y gracias por venir hasta la comunidad de Iumadé para orientarnos en cómo poder sembrar y comer nuestros propios alimentos”.
Al respecto, la secretaria de Desarrollo Social del departamento informó que “llegamos hasta el resguardo indígena Iumadé para verificar que la inversión que está haciendo la Gobernación de la mano de Prosperidad Social, realmente está impactando a las comunidades indígenas”.
También destacó, que “es muy gratificante llegar a este territorio y encontrar alrededor del resguardo huertas caseras y demostrativas con plantas aromáticas, con repollo, tómate, maíz y demás frutas, verduras y hortalizas que la misma comunidad está sembrando, cosechando y consumiendo para complementar su nutrición”.
“Es muy bonito ver cómo las familias nuevamente a través del cultivo de su tierra están obteniendo los productos que necesitan para alimentarse ellos y sus hijos”, agregó Teresita Peláez Cruz.
Por su parte, Agobardo Steven, beneficiario del programa resaltó: “Yo he sembrado y consumido tómate, cilantro, cebolla, repollo, cebolla cabezona. Gracias a la Gobernación por este programa que nos trae, que nos deja las herramientas para seguir cultivando nuestros propios alimentos”.
Además, invitó a los beneficiarios del programa a seguir aplicando lo aprendido y que sigan cultivando: “Yo motivo a mi comunidad y a los otros beneficiarios para que sigamos produciendo nuestros propios alimentos porque esto trae desarrollo para nuestras comunidades”.
El programa de seguridad alimentaria, le entregó los insumos necesarios para que la misma comunidad cultive sus alimentos, tales como mallas polisombras, filtros de agua, azadón, machete, palas, y concertó con ellos las semillas que querían cultivar.
Por su parte, Moisés Queragama Arce, técnico enlace con la comunidad y también beneficiario del programa dijo que “nuestra comunidad está muy contenta porque ya ha cultivado frijol, maíz y con esto se están alimentando y logrando su soberanía alimentaria que nos permite consumir lo que comían nuestros antepasados y tener una mejor alimentación para nosotros y nuestros hijos”.
Al finalizar la visita, la comunidad ofreció una torta, hecha con el maíz cosechado de este programa, y con este manjar la delegación de la Gobernación y los técnicos de Prosperidad Social se despidieron de esta hermosa comunidad que sigue trabajando por mantener su soberanía alimentaria y así no tener que abandonar sus territorios.
Dato de interés
El programa de seguridad alimentaria con enfoque étnico, tiene una inversión de $2000 millones y finaliza en septiembre del presente año. Se espera la realización de varios encuentros donde las comunidades intercambien los alimentos que preparan con lo sembrado.
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