De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Michigan y la Universidad de California, donde se analizaron datos de 55.000 pacientes en China por medio de las bases de datos de la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Se pudo determinar que los síntomas de la COVID-19 son fiebre, seguido de tos, luego dolor muscular, posteriormente náuseas o vómitos y finalmente diarrea.
Ese sería el orden de los síntomas que suele aparecer en los pacientes que han contraído coronavirus.
Sin embargo, ahí no para todo. Luego compararon la información con el orden de los síntomas de otras enfermedades como la influenza, 150 síndromes agudos respiratorios, SARS, puesto que son dos enfermedades con efectos similares a los del nuevo Coronavirus.
Aunque los primeros dos síntomas del COVID-19 también se manifestaban en estas dos enfermedades, los síntomas gastrointestinales como vómitos o diarrea, era algo que hacían diferente al nuevo Coronavirus.
Por esto, cuando los investigadores simularon el dolor de garganta, dolor de cabeza y fatiga para 500.000 pacientes, el orden de los primeros cuatro síntomas mencionados inicialmente no cambió para nada.
Sin embargo, el emergenciólogo Jorge Revelo, coordinador de urgencias de la Clínica Versalles del norte de Cali, afirmó que pese a esos descubrimientos preliminares, hay que tener en cuenta que hay una gran variabilidad entre pacientes confirmados, dado que no todos pueden presentar -por ejemplo- fiebre, pero sí dolor de garganta, entre otros indicios del covid.
“Por lo general, los síntomas respiratorios son muy consistentes, entonces no solo encontramos la tos, sino también el dolor de garganta y la dificultad respiratoria, pero a eso se suman la cefalea (dolor de cabeza intenso), que a veces es difícil de calmar con analgésicos”, señaló Revelo.
El médico explicó que “no porque algunos tengan cierto tipo de síntomas, es que su organismo también deba manifestar los demás. Al menos no está del todo demostrado. Por eso es que el coronavirus se convierte en un gran reto diagnóstico, sin contar la gran cantidad de personas asintomáticas”, informó.
El emergenciólogo Jorge Revelo, indicó que un infectado puede expulsar el virus a su alrededor hasta dos días antes de presentar señales en su organismo.
“Lo que sí sabemos es que hay algunos síntomas con un porcentaje muy alto en el diagnóstico de esa enfermedad. Uno de ellos es la pérdida del olfato, conocida como anomia, que establece una probabilidad de hasta el 96 %, según varios estudios con pacientes de Estados Unidos“, explicó el médico.
¿Cuándo hacerse la prueba?
Frente a esas condiciones, ¿entonces cuándo hacerse la prueba para confirmar sospechas? Además de que la pérdida del olfato ya se convierte en una razón de peso para realizar el procedimiento, como lo señala el emergenciólogo, la prueba PCR debe hacerse siete días después de que la persona ha estado en contacto con un caso confirmado o al momento de iniciar los síntomas.
Incluso, un dolor de garganta se convierte en una causal suficiente, como ha sugerido la Secretaría de Salud de Cali.
“Hoy tenemos la ventaja de ya contar con la prueba antígeno, que a diferencia de la PCR, que tarda hasta semanas, según han denunciado, la otra puede arrojar un resultado en tan solo 30 o 40 minutos. Pero trae consigo una debilidad: no descarta la infección en un 100 % y por eso solo la recomendamos en pacientes altamente sospechosos”, aseguró.
En cuanto a los pacientes más graves, Revelo manifestó tras una primera semana de síntomas leves, el cuerpo empieza presentar una respuesta inmune a la infección, lo que desencadena una inflamación, que si bien puede ser inofensiva para la mayoría de los contagiados, hay casos en los que se pueden comprometer diferentes organismos al mismo tiempo. Los pulmones suelen ser los más afectados.
“Además de afectar el riñón, el corazón y hasta provocar tromboembolismos pulmonares con accidentes cerebro-vasculares incluidos, se han visto pacientes que vuelven a tener fiebre de nuevo”, explicó el médico de la Clínica Versalles, quien precisó cuáles son los criterios para ingresar alguien a UCI: “Que necesite de un soporte como ventilación o cánula nasal de alto flujo, que el paciente se haya sobreinfectado en la segunda semana, presente una neumonía bacteriana o tenga signos de shock que requieran vasoactivos (medicamentos que inducen a cambios en resistencia vascular)”.
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