Norte del Valle

Exguerrilleros y ‘Exparas’ cultivan la tierra en el Norte del Valle

Exguerrilleros y 'Exparas' cultivan la tierra en el Norte del Valle CiudadRegion.com | Cartago | 18 AGO 2015 – 7:51 am

La muerte de uno de sus compañeros, como castigo por una aparente falta de disciplina en la guerrilla, y el temor de perder la vida en innumerables combates llevaron a ‘Fénix’, una noche de diciembre del 2009, a despojarse del camuflado, su arma nueve milímetros, el fusil, el radioteléfono y alguna que otra granada.

30 exmiembros de las Farc, Eln y Auc trabajarán en una finca y serán certificados en agricultura

‘Fénix’, de 27 años, adoptó ese seudónimo porque dice que renació esa noche, cuando tomó la decisión de escapar de un campamento del Eln, en el Cauca. En su nueva vida tuvo la oportunidad de matricularse por primera vez en un colegio, y ahora pasó a integrar un proceso piloto en una finca de Roldanillo, norte del Valle, donde además de aprender a sembrar la tierra que solía cosechar con su madre –cuando era un adolescente, antes de ser reclutado por el Eln–, convivirá durante tres meses con otros 29 desmovilizados.

Lo hará con otros cinco que desertaron de ese grupo ilegal, con 22 que escaparon de las Farc, así como con dos exmiembros de la autodefensas, organizaciones ilegales a las que enfrentó en la disputa por el control territorial en el suroccidente del país.

El objetivo de la iniciativa, según la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) y la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle (SAG), es promover un trabajo de reintegración rural y de formación con énfasis agropecuario en un entorno controlado como lo es la hacienda agrícola. El proceso tiene además el apoyo del Instituto de Educación Técnica Profesional de Roldanillo (Intep) para entregar certificados a los participantes, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Los 30 excombatientes le apuntan ahora a volverse técnicos en fruticultura con cultivos de uva, papaya, piña, melón y sandía. Así mismo, sus labores diarias se orientan a la siembra de hortalizas, como cilantro, fríjol y habichuela en una huerta, cuya producción será para ellos.

Joshua Mitrotti, director general de la ACR, señaló que el propósito de que estos desmovilizados aprendan en convivencia a ser agricultores no surgió específicamente pensando en los diálogos de La Habana, pero espera que la experiencia pueda servir en futuras desmovilizaciones. Además, recalcó que este modelo de reintegración está sintonizado con los desmovilizados, pues muchos provienen de territorios de familias campesinas.

Rocío Gutiérrez, coordinadora de la ACR en el Valle, señaló que “el proyecto es una apuesta por la reintegración rural y por facilitar herramientas y competencias para que la población desmovilizada vuelva al campo, pero vuelva de una manera competitiva y con posibilidades de vinculación laboral”. Gutiérrez añadió que este grupo en reintegración está conformado por personas con edades entre los 20 y los 40 años, en su mayoría procedentes de Valle, Antioquia, Tolima, Huila, Meta, Cauca, Magdalena, Eje Cafetero y Casanare”.

Para la ACR, el modelo toma gran significado en el Valle del Cauca, pues, al igual que Cauca y Nariño, es una de las regiones con más presencia de grupos subversivos.

En la memoria de los vallecaucanos siguen grabadas acciones guerrilleras como secuestros masivos, como el de los 12 exdiputados del Valle y el posterior asesinato de 11 de ellos, cometidos por las Farc, y los secuestros de la iglesia La María y del kilómetro 18 por el Eln, además de hostigamientos y tomas que han azotado a los caucanos y a los nariñenses, especialmente. Por ejemplo, solo Toribío, en el norte del Cauca, ha sufrido más de mil hostigamientos, al menos 400 ataques armados y más de una docena de tomas de las Farc, desde los años 80.

La ACR lleva en sus cuentas de los últimos 12 años que viene trabajando con desmovilizados 1.232 reintegrados en el Valle. De acuerdo con Mitrotti, 821 estuvieron en las Farc y 269, en el Eln. Así mismo, se sabe que el 66 por ciento de la población en reintegración en este departamento está ocupado laboralmente.

La convivencia entre los sembrados

La estrategia comenzó hace una semana y media. Los desmovilizados se conocieron en la Terminal de Transportes de Cali, de donde tomaron un bus hasta Roldanillo y luego un microbús hasta la finca. Allí, las jornadas de las mañanas están orientadas a que todos aprendan, en 720 horas, el proceso de siembra y producción, cómo arar la tierra y el tiempo exacto para que una cosecha no se pierda –todo se aplica después en el terreno–.

En las tardes hay un acompañamiento psicosocial y, en las noches, todos van a descansar en habitaciones acondicionadas, con camarotes para cuatro ocupantes. “Abajo duermo yo y arriba está el ‘Puma’, dice ‘Fénix’, exmiembro del Eln, al referirse a un excombatiente de las Farc que se ha convertido en uno de sus mejores amigos.

En este programa también hay tres mujeres; una de ellas es Stéphanni, quien fue reclutada por las Farc cuando tenía 12 años. Seis años antes, esa misma organización, según cuenta, había matado a su padre. “Yo estuve en el grupo en el que estaba ‘Simón Trinidad’. Hablé con él para tratar de entender por qué habían matado a mi papá. Un año después, él me dijo que me daba la oportunidad de irme”, dice, y agrega que se quedó por temor a que la desaparecieran. Por eso, permaneció más de una década con las Farc, guerrilla en la que conoció a su esposo, con quien luego desertó. Stéphanni inició su reintegración, que la llevó a Santa Marta, Villavicencio y, ahora, al Valle, donde no ve diferencias entre sus compañeros.

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