Caracol Radio | Bogotá D.C. | 08 MAY 2019 – 8:43 am
Diariamente, desde las siete de la mañana hasta las doce del mediodía, la Avenida Circunvalar tiene un espacio reservado para María Inés Ríos Ortiz, una abuelita que ya no recuerda cuántos años tiene, pero las marcas en su piel dejan en evidencia los cuatro años que lleva pidiendo en las calles.
Desde que murió su único hijo quedó sin alguien que se preocupe por ella; fue entonces cuando no encontró otra salida que sentarse en un andén y esperar a que las personas se apiaden de ella y le den una moneda para reunir los seis mil pesos diarios que debe pagar por la habitación en la que vive.
A su edad ya olvidó cuántos días ha pasado sin comer, pero lo que sí tiene muy claro es que no le gustaría ir a un hogar para ancianos porque durante su juventud trabajó en uno y asegura saber el mal trato que les dan a los abuelos.
“No tengo familia, un hijo que tenía ya murió, ya lleva cuatro años de fallecido y lo único que puedo hacer es estar en la calle, yo pago una habitación por la carrera 11 y todo es lo mismo, hasta que mi diosito se acuerde de mi. Yo no tengo quien me ayude, me dicen vaya a un ancianato y yo por allá no me voy, ¿para qué? para que me humillen, me maltraten, prefiero el cariño de la gente en la calle y esperar mi hora”, expresó la adulta mayor.
Pese a que no hay una cifra oficial, se estima que algo más de 350 abuelitos en Pereira viven en condiciones similares a María Inés. Algunos son abandonados por sus propios hijos o nietos y dejados a la intemperie.
Por eso, una de las voceras de los adultos mayores en la ciudad, Esther Álvarez, ha expuesto esta situación ante las diferentes entidades del Estado para obtener mejor atención en salud y lograr mayor cobertura del auxilio al adulto mayor.
Hasta que estas peticiones sean atendidas, cientos de abuelitos continuarán en las calles, esperando una mano amiga o, como dice María Inés, esperando que Dios se acuerde de ellos.
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