Hace un par de días, se conocieron denuncias sobre la muerte de decenas de peces en el río La Vieja entre los municipios de Montenegro y Quimbaya, Quindío. De inmediato, la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ) anunció el inició de una investigación sobre los hechos.
En el río ‘La Vieja’, que atraviesa parte del Quindío, las autoridades investigan la mortandad de al menos 52 especies de peces que habitan la zona.
Aunque la investigación aún está en curso, parece ser que la disminución del caudal por las altas temperaturas, las aguas negras que caen en el río, la minería y los agroquímicos de cultivos aledaños estarían generando el delicado daño ecológico.
El docente investigador de la Universidad del Quindío, César Román, advirtió que este afluente hídrico se ha convertido en ‘’una letrina’’, pues las aguas negras de actividad doméstica e industrial llegan a este río. “Sumado a eso tenemos una sequía muy larga, probablemente el río está en el nivel mínimo y eso ha conllevado a que el agua esté llena de carga orgánica”.
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Román, explica que el aspecto que tienen los peces tras aparecer muertos, se habría generado al parecer por “un bajón fuerte del oxígeno disuelto y estos animales, los Chaetostoma Fischeri son los que más resisten niveles bajos de oxígeno, normalmente toman oxigeno del aire, ellos tienen un sistema accesorio de respiración, si un pez de estos está muriendo es por las descargas de aguas negras que van directa o indirectamente al río, y es gravísimo porque La Vieja es la vertiente principal del Quindío y es el que surte los acueductos de varias veredas y localidades como Cartago (Valle del Cauca)”.
“En este momento están desapareciendo 52 especies de peces, entre ellas, que tengan importancia económica: el Bocachico, el Getudo, el Bagre”, destacó.
Entre tanto, las autoridades ambientales adelantan la investigación para determinar el origen de la tragedia y mitigarla en conjunto con otras entidades. Así lo indicó, María Lucelly Ramírez, funcionaria de la Corporación Autónoma Regional del Quindío.
“Tenemos que empezar a mirar cómo vamos a mitigar este impacto ambiental que le estamos ocasionando al recurso hídrico”, puntualizó.
El año pasado un grupo de turistas que practicaba balsaje en este río, entre Quimbaya y Montenegro, resultó intoxicado, al parecer por ingerir agua de este afluente. Desde ahí se prendieron las alarmas y les recomendaron a los visitantes no ingerir agua de esta fuente hídrica.
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