Control en las zonas deprimidas de los centros urbanos y menos potrerización y deforestación en las rurales son algunos de los retos ante la posibilidad de un movimiento telúrico.
Debido a su ubicación geográfica, en esta región se mantiene latente la amenaza de sismos, por lo que los desafíos que deben enfrentarse para mitigarla también son constantes, advirtió el coordinador del Museo Interactivo, Ciencia, Juego, Tecnología (Samoga) de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.
El académico detalló que, en lo urbano, esta compleja dimensión pasa por la presión de las frágiles laderas del escarpado territorio, en especial, en los ambientes periurbanos (espacio libre dentro de las ciudades) de Manizales.
A lo anterior se suma, según lo explicado por el también docente, el control urbano, sobre todo en las zonas deprimidas de los centros de las áreas metropolitanas en rápida expansión, caso Pereira-Dosquebradas, donde convergen múltiples actividades comerciales mixtas e informales. A ello se suma la alteración estructural de los viejos inmuebles de mampostería no reforzada y bahareque, que lo hacen un escenario potencial de escombros.
En cuanto a las zonas rurales, el especialista recordó que los desafíos reposan en apaciguar la deforestación y potrerización relacionados con usos conflictivos del suelo, que afectan severamente el territorio y, con él, a las comunidades asentadas en condición vulnerable; asimismo, las vías de comunicación, líneas vitales e infraestructura de conectividad, como elementos expuestos a la amenaza por flujos torrenciales causados por deslizamientos en caso de sismo.
Mayor conciencia
El Eje Cafetero se ubica al norte de una provincia sismo tectónicamente homogénea, ubicada entre la fosa del Pacífico Colombiano y la Cordillera Central de los Andes (más septentrionales de América), un territorio sísmicamente activo que parte del Macizo Colombiano y llega hasta las montañas de Antioquia, donde transcurren de sur a norte, los sistemas de fallas como la de Romeral y la del Cauca-Patía.
“La falla Cauca y el sector central de la de Romeral, desde Cartago (Valle del Cauca) a Puerto Valdivia (Antioquia), delimitan un comprimido o depresión estructural entre las dos cordilleras”, describió el docente con estudios en Ingeniería Civil.
El investigador Duque Escobar recordó que las características sismotectónicas de la región apenas empiezan a conocerse, y el catálogo de información sísmica se remonta apenas a algunas décadas, y mantiene lagunas, imprecisiones e inconsistencias.
Al respecto, existen estudios como los aportados por el geofísico y sacerdote jesuita Jesús Emilio Ramírez, en el Proyecto Nariño (1973) y la historia de los terremotos en Colombia; además de otros como los que se adelantaron desde la U.N. Sede Manizales con el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), liderados por el profesor Omar Darío Cardona.
Finalmente, el docente recordó: “cuando hablamos de sismos y volcanes, la amenaza siempre existirá, pero cambia la vulnerabilidad, sobre todo porque todavía falta concientizar más y desarrollar programas socio ambientales. “Aunque desde lo técnico y administrativo se creó la Oficina Nacional de Prevención y Desastres, sin embargo, nos falta apropiarnos más del territorio en el que vivimos con todos sus riesgos”, concluyó el experto.
Fuente: UN
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