El Instituto de los Seguros Sociales ISS, fue creado el 26 de diciembre de 1946, como una entidad del estado colombiano, especialmente para el sector privado con empleo formal, para atender todo los relacionado con su Seguridad Social. En el campo público, previo a la ley 100 de 1993, abundaban, junto al ISS, las organizaciones oficiales como Cajanal y muchas otras que actuaban muy independientemente, del Seguro Social.
El desorden, caos, desgreño administrativo y corrupción rampante imperaba. La cobertura en salud se estimaba sólo del orden del 45% y la mayor dificultad era obtener la atención médica siendo común lo que se denominó el paseo de la muerte, tocando puertas buscando el servicio.
Con la agudización de la crisis, se estudian alternativas y se aprueba la ley 100 de 1993, que rige oficialmente a partir de abril de 1994, con su correspondiente régimen de transición. La Ley permitió la incursión del sector privado, creando competencia en la prestación de servicios de la seguridad social Integral, en un sistema mixto participando en pensiones, salud, riesgos y servicios complementarios. Así nacen una cantidad de organizaciones y siglas que con el tiempo ya se nos hicieron comunes, como EPS, IPS, AFP, ARL..etc.
Al tiempo de la implantación de la ley existían en Colombia, además del ISS, una cantidad de organizaciones mayormente públicas que disponían de especies de cajas de previsión encargadas de la salud total o complementaria de su personal, incluso algunas asumiendo sus pensiones y servicios adicionales, que el gobierno no suministraba. También iniciativas
privadas con apoyo patronal, por ejemplo a través del sindicato de trabajadores en sus convenciones colectivas, como el caso de la Universidad Tecnológica de Pereira, con su organización de tipo solidaria para atender la salud de la familia de los trabajadores , docentes y administrativos de la Universidad, denominada FASUT. Inicialmente todos los vinculados a la U, debían pertenecer al Fondo de Asistencia Social y pagar una pequeña contribución, recibiendo los servicios subsidiados por descuentos de nómina e incluso para si mismo por la dificultad de obtenerlos del Seguro Social.
En 1988, la junta directiva del Fondo, me honró nombrándome como su gerente, que ejercí durante casi 15 años, en medio de las crisis comunes en la época en el sector salud. Crisis que nos llevó localmente a unirnos en algunos momentos difíciles, con representantes de organizaciones como Caseris (Caja de Seguridad Social del Risaralda), Cajanal, y Fondo de Previsión Social del municipio en cuya sede en el parque el Lago, nos reunimos en varias oportunidades problemáticas, ante el llamado inicial del Fasut. Incluso en una oportunidad allí dispusimos de un consultorio para un reconocido traumatólogo cartagueño y otro bogotano al servicio de los afiliados de estas cuatro organizaciones, solventado problemas temporales con estos profesionales locales. Organizaciones todas tempranamente desaparecidas como muchas otras en el país, excepto el Fasut que sigue vigente aunque reducido. En su febril época se ampliaron y abrieron los servicios para vender favorablemente como IPS a EPS como UNIMED, cooperativas, particulares y otros Fondos de empleados del sector solidario. Además se creó la sección de ahorro y crédito, que aún persiste con el de salud.
Los que tuvimos algo que ver con el sistema de la salud, antes, durante y posterior a la implantación de la ley 100 de 1993, probablemente tendríamos una buena visión global para el análisis de la situación actual.
Al proyecto de salud del gobierno Petro, se le rescatan aspectos positivos como la acción preventiva, los centros de atención primaria, el acercamiento médico y el servicio extramural.
Obviamente también la intención de llegar a esas comunidades alejadas sumidas en la pobreza y el abandono estatal, buscando más justicia social.
Seguramente se encontrarán muchos aspectos positivos e ideales, y también desfavorables, pero a mi juicio es muy cuestionable el manejo del recurso económico, que se bifurca y toma varios caminos hasta llegar a los diferentes fondos regionales y municipales, gestores finales, que favorece y estimula la corrupción, mal endémico en nuestra sociedad. ¡Los recursos financieros en manos de políticos, donde abundan los expertos en corrupción.! ¿Cuántos alcaldes y gobernadores, por ejemplo han sido condenados o investigados por hechos de corrupción?
En cuanto al dinero lo mejor es un manejo lo más centralizado posible, con buenos controles, evitando en lo posible que pase por diferentes manos y menos de políticos.
La ineficiencia, politiquería y especialmente la corrupción terminaron con el ISS a septiembre de 2012, que fue reemplazado por Colpensiones y la Nueva Eps. La actual ministra de agricultura, exdirectora del ISS, admite públicamente que era un foco de corrupción.
Con este caminar de los recursos económicos, en la reforma a la salud, veremos ratones oficiales avispados, siguiéndole la pista al queso de la salud, que seguramente llegará muy mordido a su destino final.
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