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Cartago, mi ciudad

Rodeado por el calor de esta tarde, en mi querida ciudad de Cartago, pienso en las cosas que la hacen, no solo hermosa, sino también un referente importantísimo en la historia colombiana.

Hablar de Cartago es reconocer su clima amable y cálido, la solidaridad y cortesía de sus habitantes, el cariño que se tiene por sus antiguas iglesias y parques, por su entrañable relación con el río de La Vieja y por su cercanía a los municipios del plan y de las cordilleras.

Es recordar que Cartago fue una importante ciudad fundadora de ciudades, que Pereira, Alcalá, Obando, La Victoria y Salento, son hijas de nuestra ciudad, y que Quindío fue nuestro nombre como provincia hasta que la politiquería destrozó este territorio y nos entregó a las fauces de otros politiqueros peores: los de la ciudad de Cali; que Cartago, era la única ciudad de lo que hoy es el hermoso eje cafetero.

Cartago, la Villa de Robledo, la ciudad a la cual llegaron mis abuelos y bisabuelos Antioqueños cuando era un pueblo olvidado, con calles de tierra, algunas de ellas empedradas, es la ciudad de mis más profundos afectos, por ella siento lo que me gustaría pensar, que sienten por ella los Cartagüeños de buen corazón: Respeto y Amor.

Monumento a las bordadoras de Cartago
Fotografía: Iván Darío Villegas Castañeda

Y es que Cartago, la capital de este olvidado norte, no ha recibido ni respeto ni amor, por muchos de los que se hacen llamar sus hijos. Eso sí, que es triste.

Y cuando este pecho critica a algunas políticas que no están a la altura de nuestra ciudad, no estoy hablando mal de la ciudad. Cartago, la ciudad que quiero y respeto, merece mucho más que políticas de pueblo atrasado o de frontera; las políticas de nuestra ciudad deben ser las de una capital y de una ciudad importante como debe ser.

Para buena fortuna de los actuales habitantes de nuestra ciudad, podemos participar con propuestas en la elaboración del plan de desarrollo municipal, esa es una política sana para la ciudad, la participación de los ciudadanos es lo que hace la diferencia entre una ciudad y el pueblo de frontera al que estábamos habituados.

La conformación de la asociación de municipios del norte del valle, es otra política acertada que de pulirse y fortalecerse, generará más empatía entre los ciudadanos del Norte del Valle con la natural y consiguiente creación del futuro Departamento de Quimbaya.

Cuando se debe criticar, se hace con respeto, y cuando se reconocen los logros, también. Es por eso, que felicito al señor alcalde de la ciudad de Cartago porque ha entendido que sin los ciudadanos no hay ciudadanía ni hay ciudad, y que las políticas públicas deben ser para fortalecer a la ciudad y no para anquilosarse en un pueblo de frontera.

Nota aclaratoria
Las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.

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Publicado por
Iván Dario Villegas Castañeda

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