Hasta ahora los puntos de concentración han tenido lugar en Huila, Caquetá, Boyacá, Cundinamarca, Santander, Norte de Santander, Casanare, Cauca, Risaralda, Quindío, Nariño y Valle del Cauca.
Huila, al sur oriente del país es el escenario más crítico; durante la última semana cantidades significativas de campesinos resultaron capturados y heridos por agentes del Esmad, quienes según testimonios de los manifestantes, utilizan armas de fuego. Allí, cada enfrentamiento en las vías deja más de 15 heridos.
Las largas jornadas de discusiones entre Gobierno y Dignidad Agropecuaria, que frecuentemente se detienen debido a tensiones generadas a partir de pronunciamientos individuales de las partes, demuestran que los acuerdos para conjurar el Paro, aún están lejos.
El jefe del Ministerio de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde sentenció que con o sin las Dignidades, tomará decisiones, mientras que estas insisten en que el proceso de intervención en el campo debe ser integral si pretende condiciones dignas de vida para sus habitantes, por lo cual han dicho que otros jefes ministeriales deberían estar en dichas discusiones, y que el ministro Lizarralde no es proactivo a la hora de citar a sus colegas.
En las regiones los campesinos en Paro permanecen a la espera de medidas acordes a la solución de su aguda situación
Entre tanto, desde el inicio del Paro, el pasado 28 de abril, organizaciones defensoras de derechos humanos se han referido a distintos tipos de agresiones de la fuerza pública hacia los campesinos, y a la complicidad de algunos funcionarios públicos frente esos atropellos, como en El Copey, Santander, donde el defensor del pueblo presenció el ataque del Esmad que dejó varias personas heridas.
Según denuncias, la Policía de carreteras impide el tránsito de manifestantes cuando se dirigen al lugar de inicio de diferentes marchas, a menos que acepten acompañamiento policial durante el recorrido; incluso grupos de labriegos han sido filmados por sujetos encapuchados con atuendo civil. Luego deprotestas pacificas como los cacerolazos, algunos jóvenes participantes han sido señalados, detenidos y golpeados; en centros médicos, a campesinos heridos les niegan atención; agentes del Esmad destruyen víveres y cambuches de los manifestantes. Por los disparos balas de goma y bolas de cristal, una persona en Norte de Santander perdió uno de sus ojos.
Fuente: Deisy Rodríguez / Las 2 Orillas.
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