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Conozca cómo enamorarse en la web puede llevarlo a ser estafado

Conozca cómo enamorarse en la web puede llevarlo a ser estafado El País | Cali | 29 SEP 2014 – 7:30 am

Blanca Peña está sentada frente a su computador en una casa en el suroriente de Cali. No quisiera, pero vuelve a leer una y otra vez los mensajes en los que Andy Martin le dice mi amado ángel, miel, novia mía. Mensajes en los que él le jura que quiere tener una relación seria con una persona madura y con quien pueda tener un futuro. Andy se encargó de enamorarla.

Todo esto ocurrió en mayo pasado. Blanca, una mujer de 48 años de edad y luego de siete años de estar separada, había decidido, con un poco de temor, darle otra oportunidad al amor. Entonces ingresó a una red social, a una de esas páginas en la Internet reconocidas porque se puede conocer gente nueva.

En esa página ella dejó una descripción suya: vivo en Cali (Colombia), tengo dos hijos, soy soltera, trabajo independiente, enfermera, mido un metro con 62 centímetros, peso 70 kilos, ojos cafés claros, piel blanca, cabello castaño claro, gordita…

En cuestión de muy pocos días, y para sorpresa de ella, alguien le escribió algo entre español e inglés, como si hubiera utilizado el traductor. Era Andy, que aparentemente, vivía en Ashford (Inglaterra), y que se describió como un hombre de un metro con 62 centímetros de estatura, ojos pardos, cabello castaño oscuro, 159 libras de peso, 43 años…

También escribió que era ingeniero químico experto en petróleos, dueño de una empresa, que prefería escribir por correo electrónico porque mantenía muy ocupado y que quería tener una amistad con ella, saber de sus gustos, disgustos y sueños.

Blanca, entonces, durante ese mes creyó que había encontrado a un amigo muy especial, uno que le escribía palabras bonitas, a las cuales ella respondía cada noche que llegaba de trabajar. Se alcanzó a ilusionar, dice.

Y cómo no hacerlo, cuenta Blanca, mientras sigue leyendo algunos de los correos: “yo no creo que tenga que engañar a nadie solo para tener a una mujer. Yo creo que la fe puede llevarnos a una dirección muy hermosa, que eventualmente podría decir si realmente estamos hechos el uno para el otro. Creo que vamos a tener una buena química porque los dos somos honestos en lo que realmente somos. Mi corazón es libre y abierto, voy a ser feliz si encuentro el mismo corazón…”

Cada mensaje la enamoraba más, tal vez por eso es que ella habla de ilusiones. Ella, incluso, guarda varios montajes que hizo con fotos que él le mandó. En uno de esos montajes están los dos, abajo se lee “nuestros corazones siempre unidos. I love you”.

Un día, el mensaje de Andy fue diferente. Le dijo que le había salido un trabajo en Canadá y que iba a estar a bordo de un barco por un tiempo, así que le enviaría “un paquete con un portátil, pijamas, un suéter, blusas, una chaqueta, tres pares de zapatos, un bolso, brillos, un secador, perfumes, un iPhone. Puse un poco de dinero sellado en el mismo paquete para que lo podamos utilizar cuando vaya a tu país y para cuidar bien de su ser. También va una rosa”.

El hombre ya le había pedido varios datos personales, luego le mandó un comprobante de envío.

Fue la primera vez que Blanca leyó y sintió un tono diferente en lo que le escribía su amor, como le decía. Ese fue el motivo para que a esa ilusión le surgieran varias dudas.

Y no más fue escribir un par de referencias en Google sobre Andy para que le aparecieran varios enlaces con cientos de comentarios de mujeres víctimas y también de hombres que saben de esos casos en diferentes países -la mayoría de Colombia- y con una historia parecida a la de Blanca: alguien con el nombre de Andy, pero también con el nombre de James, David, Felix, Vince y otros cuantos, las contactó de la misma manera.

Les escribió al perfil de la red social, al correo, se describió, a todas esas personas las llamaba igual: mi amado ángel, miel, novia mía.

Las enamoró con mensajes y luego les envió un paquete con regalos y plata, que al final terminó con las ilusiones de todas esas personas, pues resultó siendo, para la gran mayoría, una trampa, una estafa. Una estafa en la que Blanca estuvo a punto de caer.
“Me sentí la mujer más tonta del planeta. Luego le empecé a escribir con rabia para ver hasta dónde podía llegar, estaba asustada”, confiesa.

Como pescando…

La táctica, al parecer, es la misma. Después de la etapa de enamoramiento, viene lo del envío. Las personas, luego de dar sus datos, son contactadas por una empresa de mensajería donde les informan que el paquete ha sido retenido por las autoridades porque al momento que lo escanearon se detectó un dinero sin declarar y eso es una infracción.

Para poder liberar el paquete, entonces, es necesario consignar por una empresa de giros local una cierta cantidad de dinero a la cuenta de una persona, antes de que se venza el plazo y se pierda el envío.

A Blanca, por ejemplo, le solicitaron consignar 800 dólares, algo así como un millón y medio de pesos. Blanca no cayó en ese juego, pero al leer los comentarios en los enlaces consultados es evidente que otras mujeres sí lo hicieron.

El intendente Guillermo Martínez, jefe de delitos informáticos de la Sijín de la Policía, habla de que estas estafas cibernéticas son más comunes de lo que parecen, pues los delincuentes pueden estar intentado pescar a sus víctimas desde el mismo país u otros, pero a cinco, diez o más al mismo tiempo.

A esta modalidad de estafa en la web se le conoce como phishing, que viene de la palabra inglesa fishing (pesca). El fin: obtener todo tipo de información de una persona por medio de engaños. Como si se estuviera pescando y esperando a que alguien muerda el anzuelo.

El oficial explica que la mejor forma de cometer este tipo de fraude es a través de correos electrónicos y que el primer paso para empezar a cazar incautos son las redes sociales y las páginas en donde se pueden conocer amigos, prospectos de novio… así como le estaba sucediendo a Blanca.

Solo en Cali, entre el año pasado y lo que va de este, las autoridades han registrado unos 650 casos de personas engañadas y estafadas en la Internet, la mayoría mujeres que buscaban pareja o jovencitas que se creyeron que las iban a volver modelos de la noche a la mañana.

Un investigador del área de delitos informáticos del CTI de la Fiscalía dice que detrás de lo que pareciera ser una simple charla de dos personas que se están enamorando por la web y con tinte a ser una estafa, hay unas organizaciones criminales, que tienen desde gente que se encarga de ‘pescar’ a las víctimas hasta gente que se encarga de cuadrar que las estafas, sea como sea, tengan un final feliz, una ‘pesca’ exitosa.

Toda esta dinámica de los estafadores cibernéticos, incluso, ha hecho más difícil el trabajo de las autoridades, pues así como Andy le dijo a Blanca que estaba en Inglaterra, le habría podido decir que le estaba escribiendo desde cualquier otro país, incluido Colombia, incluida cualquier ciudad. Ante esto, ni la Policía ni la Fiscalía se atreve a dar información sobre personas capturadas por este delito, solo a decir que también están trabajando con ayuda nacional e internacional. Ellos también, de alguna manera, están tratando de ‘pescar’.

Y algo han logrado. Desde hace un buen tiempo varios investigadores en Cali le vienen siguiendo la pista a un hombre que, aparentemente, a diferentes mujeres que contacta por una red social les dice que es promotor musical de grandes cantantes y luego de pactar una cita en algún punto las droga y las roba.

Anny, una mujer de 43 años, se dio cuenta a tiempo de todo eso que cuentan las autoridades. Este hombre, dice Anny, te escribe cosas bonitas, te manda fotos y te invita a algún hotel a conocer de cerca a los cantantes que se presentarán en concierto, pues como es el representante tiene cierta confianza con ellos.

Blanca y Anny no mordieron el anzuelo, pero aún hay muchos ‘peces’ inocentes de los riesgos virtuales. Presas fácil de cazar, con tan solo un “mi amado ángel, miel, novia mía”.

CiudadRegion Noticias

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