Este jueves 17 de octubre, la Cámara de Representantes de Colombia aprobó el proyecto de ley de reforma laboral, con 93 votos a favor y 13 en contra, lo que marca un avance significativo en una de las reformas más debatidas del gobierno de Gustavo Petro. Esta iniciativa busca realizar cambios profundos en las normas que rigen el mercado laboral del país, afectando desde la formalización del empleo hasta la mejora de condiciones laborales para sectores específicos, como los repartidores de aplicaciones digitales.
La propuesta ahora pasa a la Comisión Séptima del Senado, donde se anticipa un tercer debate lleno de controversias y oposiciones. Uno de los temas centrales que podría generar mayor resistencia es el impacto que estas modificaciones tendrán sobre el Código Sustantivo del Trabajo, y cómo afectarán tanto a trabajadores como a empleadores.
Uno de los puntos más importantes de la reforma es el cambio en las condiciones de los contratos a término fijo y los de obra o labor. De acuerdo con el artículo 6, los contratos a término fijo tendrán un plazo máximo de cuatro años, y deberán oficializarse por escrito. Si no se cumple con este requisito, el contrato se interpretará como indefinido, lo que garantizará mayor estabilidad para los empleados.
En el caso de los contratos por obra o labor, se establece que si no se cumplen con los requisitos de detallar la actividad y firmar un acuerdo, el contrato también se convertirá en uno a término indefinido. Esto asegura que, independientemente de la modalidad de contrato, los empleadores seguirán obligados a pagar las prestaciones sociales correspondientes.
El artículo 13 de la reforma introduce cambios en los recargos nocturnos, ampliando el horario de trabajo nocturno. La jornada nocturna comenzará ahora a las 7:00 p.m., en lugar de las 9:00 p.m., y se extenderá hasta las 6:00 a.m. del día siguiente. Este cambio implica que los trabajadores que laboren en este horario recibirán un recargo del 35% adicional en su salario por cada hora trabajada.
Este incremento será gradual, iniciando con un 80% en 2025, aumentando a 90% en 2026, y llegando a 100% en 2027, lo que representa una mejora significativa en las condiciones salariales de los trabajadores nocturnos.
La reforma también introduce importantes cambios para los repartidores de aplicaciones digitales, un sector en auge que hasta ahora ha operado en gran medida fuera de los marcos legales tradicionales. Los artículos 24 al 30 buscan regular las relaciones laborales entre los repartidores y las plataformas, asegurando que los trabajadores independientes no estén sujetos a cláusulas de exclusividad, y que se les reconozcan derechos sociales como la seguridad social y las prestaciones de salud y pensión.
Para los repartidores con contratos de dependencia, las plataformas tendrán que cubrir los aportes en su totalidad. En cambio, para los trabajadores independientes, las empresas deberán asumir el 60% de los aportes, mientras que el restante será responsabilidad del trabajador.
En el artículo 56, la reforma regula las distintas modalidades de teletrabajo, incorporando conceptos como el teletrabajo autónomo, móvil, híbrido y transnacional. Estas nuevas reglas proporcionan un marco legal más claro para trabajadores y empleadores, asegurando que ambas partes entiendan sus derechos y obligaciones en un entorno de trabajo remoto que sigue ganando relevancia.
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Los artículos 22 y 23 introducen cambios en los contratos para los aprendices del Sena, dividiendo sus contratos en dos etapas: una lectiva y una práctica, con una duración total de hasta 36 meses. Durante la fase lectiva, los aprendices recibirán el 60% de un salario mínimo, mientras que en la fase práctica obtendrán un salario mínimo completo. Las empresas que no cumplan con su cuota de aprendices deberán pagar una multa equivalente a 1,5 salarios mínimos por cada aprendiz no contratado.
Con la aprobación en la Cámara de Representantes, la reforma laboral pasa ahora a la Comisión Séptima del Senado, donde enfrentará su tercer debate. Se espera que el proceso sea difícil, ya que muchos partidos de oposición podrían cuestionar varias de las propuestas más controvertidas, como la eliminación de los artículos relacionados con el trabajo rural.
De aprobarse en el Senado, la reforma representaría un cambio significativo en las condiciones laborales en Colombia, modernizando el Código Sustantivo del Trabajo para adaptarse a las necesidades de los trabajadores en la era digital y garantizando mejores condiciones para los sectores más vulnerables.
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