La elaboración de un texto histórico requiere un orden concreto para poder ser redactado de la manera correcta, realizado por una persona bien informada, y seguir una serie de pautas esenciales para lograr que el documento sobre diferentes hechos de la historia sea comprendido en su totalidad.
Características del texto histórico
El texto histórico es un documento que relata un acontecimiento específico en la historia, a través de una estructura cronológica, siguiendo un orden lógico y sin comentarios subjetivos. Son varias las características de los textos históricos que deben cumplirse para una buena redacción del documento.
La escritura del texto debe ser clara y directa, con esto se evitarán diferentes interpretaciones de un mismo hecho. La redacción debe estar realizada en prosa, con un orden cronológico, y debe incluir declaraciones del personaje principal del acontecimiento.
También serán de uso obligatorio los verbos en pasado, incluir fechas del acontecimiento, e información sobre el personaje principal y los secundarios relacionados. Además, la persona que lo escriba, cumplirá con el papel de expositor de la cronología de los hechos.
La finalidad del texto histórico es informar sobre la estructura de épocas pasadas, relatando no solo los hechos, sino también los pensamientos y las características de los personajes involucrados, con ejemplos cortos, claros y sencillos.
¿Cuál es su estructura?
El texto histórico se apoya mayormente en los ejemplos cortos a la hora de relatar un hecho pasado. El apoyo en documentos oficiales es común cuando se busca información relacionada con el poder, como los líderes o gobernantes relacionados con un hecho o momento histórico específico. El documento debe cumplir con una estructura para lograr una buena redacción.
Se comienza con la introducción, en ella se define el tema a tratar en el texto, colocando los objetivos a alcanzar al finalizar la lectura, las técnicas empleadas, y otros aspectos relevantes sobre el documento.
Con la introducción se busca dar respuesta a varias preguntas relacionadas con el hecho, desde el cómo, para qué y cuándo. El documento histórico continúa con el desarrollo del tema a tratar, en esta parte se aclara, analiza y emplean ejemplos cortos sobre el hecho histórico.
La organización de los subtítulos es importante en esta etapa, teniendo en cuenta la cronología y el orden de importancia para su correcto uso en el texto.
En el desarrollo del texto histórico se exponen las partes más y menos relevantes sobre el hecho pasado. También se añaden fuentes y documentos de registro, como base verídica sobre las fechas, lugares, o personajes de lo que se habla en el texto.
La redacción finaliza con la conclusión del tema, con un cierre corto que incluye un resumen sobre los diferentes temas del texto, así como una reflexión por parte del autor del documento.
Al seguir la estructura, habrá más posibilidades de elaborar un texto histórico con una buena redacción. Gracias a esto resultará más claro el relato del hecho pasado, se evitarán las malas interpretaciones y se garantizará una mayor comprensión por parte de los lectores.
Textos considerados históricos
Existen varios tipos de textos que son considerados como históricos por causa de la semejanza que comparten en las características. El texto personal cuenta con una estructura que incluye las impresiones, las vivencias y los recuerdos de sucesos importantes en la vida de personas famosas o reconocidas en todo el mundo.
Hay varios ejemplos que entran en esta categoría, como los cuadernos de viaje, las autobiografías o la correspondencia. Sin embargo, en este tipo de textos, las fechas en los documentos a usar son muy importantes, de lo contrario, ya no se considerarían históricos.
Por otra parte, está el texto oficial, que se trata de un documento elaborado por un gobierno durante su mandato, como pueden ser leyes, registros de nacimientos o actas de matrimonio, por ejemplo. También son considerados documentos oficiales los de academias o ministerios de un país, como las direcciones o los censos nacionales.
Al seguir una estructura clara, con una buena introducción, desarrollo y conclusión, con los tiempos verbales en pasado y con las fechas correctas, será posible elaborar un texto histórico con una buena redacción, que permitirá su fácil lectura y una mayor comprensión por parte de los lectores.
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