Columnistas

Grito de guerra

Su grito de guerra clama húmedo desde la selva, guerrillas fratricidas rechinan sus dientes, ante un gobierno endeble, erguido entre huesos y muertes.

Un Nobel y soltar la bomba, explosiones ya populares en gabinete, gobierno siempre nuevo, siempre viejo de los mismos, los de siempre. Dinamita y muertos, enemigos que eran sólo nuestros hijos y no oponentes, gobierno que recibe la paz con narcos y excombatientes. La reciben con hambre de guerra: sueños de muerte.

De palacio se oye una orden: “haga usted de presidente” quédese con el título que yo protejo mi gente, mi gente soy yo, que trabajo, trabajo y trabajo por los intereses de aquellos que pagan que parezcas presidente.

Un discurso camuflado de caudillos y héroes, de ideologías inexistentes, en el monte excusan la ira y de sangre se tiñe el ambiente. Discurso vulgar y revelador: descaro de quien siembra la muerte entre polvo blanco y el eterno adiós de los inocentes; revelación de quien desenmascara el mandato de los pudientes, de estos es el gobierno y de nosotros las muertes.

Somos tres en esta cumbia, los excombatientes que dejaron de ser los ex, el gobierno de los multinacionalmente ricos, que de pobres nutre sus fuentes y el pueblo que pone los muertos de sangre y de polvo, los muertos vivientes.

Ustedes no nos representan: selváticos cismáticos, nos dejan sin hijos, nos matan con plomo y con polvo que paga sus armas, sus lujos y nuestra mala suerte. Sepan, no son los soldados del pueblo, son sus verdugos, delincuentes.

Ustedes no nos representan: gobierno que compra curules con sus dineros calientes; ellos nos dejan sin hijos, ustedes nos matan con hambre y en elecciones hay que agradecerles. Les ponen botas a nuestros muertos para que suene la gloria y el difunto vote por los de siempre.

Ustedes no son colombianos, son nuestros enemigos en distintos frentes, unos en las poltronas del capitolio, otros en Venezuela y en la selva que en el fuego muere.

Nota aclaratoria
Las opiniones de los columnistas son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.

Manuel Narval

Docente de filosofía en el Colegio Liceo Cartago

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