CiudadRegion.com | Cartago | 24 JUN 2014 – 6:26 am
La web Pulzo presenta algunos de los columnistas de importantes medios nacionales y regionales
La fácil solución para que no haya más muertos en el país es que eliminen a la Selección. Y es la alternativa de corto plazo que menos se quiere, indica Víctor Diusabá en su columna “6 puntos, 9 muertos”, que publica en El País, de Cali, y en donde se refiere a los centenares de heridos, miles de riñas y millones en pérdidas por destrozos a la propiedad privada y bienes públicos en todo el país por las dos victorias consecutivas logradas por primera vez en un mundial.
Diusabá dice que es “un orgullo inmenso por un lado, pero una vergüenza por el otro”. Y cuestiona: ¿Cómo es que transformamos una fiesta inolvidable como esta en una tragedia y ni siquiera las lecciones de un día nos llevan a recapacitar en la fecha siguiente?
El columnista comenta que este no es un problema nuevo. Recuerda aquel “maldito espejismo” del 5-0 en el partido Argentina-Colombia, que provocó 82 muertos en el país por la celebración de esa goleada. Muchos de los protagonistas de aquel festejo ahora son padres de familia, o incluso abuelos, por lo que “en 20 años largos no hemos cambiado”, agrega.
Diusabá explica que aquí el problema es de educación y cuyo motor es el alcohol. El colombiano no hace lo mismo con los triunfos olímpicos colombianos o del ciclismo con Nairo y Urán, no porque no le gusten estos deportes, sino porque se acostumbró a emborracharse por cuenta de la Selección, para luego sacar lo peor de sí. Y también, porque el colombiano es un histórico perdedor al que “le cuesta administrar la victoria”.
La polarización colombiana seguirá profundizándose
Así lo señala Álvaro Forero en su artículo “Polarización (I)”, publicado en El Espectador, en el que compara a este fenómeno actual de división política colombiana con el que desde hace 20 años ocurre en Estados Unidos entre republicanos y demócratas, al que califica de “agria polarización”.
Forero afirma que dicho fenómeno “regresó al país de la mano de Álvaro Uribe”. Tiempo después de que este caracterizó la primera mitad del siglo XX con la política bipartidista colombiana de la época. Pero que recientemente había empezado como una “polarización de élites”—entre partidos y líderes— para convertirse en esta campaña electoral en una “polarización popular”—la que incluye a grandes porciones de la ciudadanía—.
También resalta que esta misma polarización en el fondo se trata de una división entre el modelo político institucionalista de Santos, y el caudillista de Zuluaga a nombre de Uribe. Y las tácticas de este último para dividir al país son las mismas del partido republicano estadounidense, incluidas las que analistas de ese país califican como “guerra de guerrillas”.
Para financiar la paz y la educación no se necesitan más impuestos.
De hecho, es un gran error pensar en ello. Primero, porque no hace falta una reforma tributaria, sino que la gente pague los impuestos que le toca pagar, y segundo, se debe revisar primero la calidad y cantidad del gasto público. Dos puntos que no se han examinado en Colombia, según lo indica Santiago Montenegro en su artículo “Impuestos no, transparencia sí”, publicado en El Espectador.
Para el columnista, no tiene justificación otra reforma tributaria, como lo recomienda Fedesarrollo, si los recursos colombianos “se malgastan en mermelada o en subsidios a los ricos”, tal y como lo demuestran los subsidios agrícolas y las pensiones públicas del Ministerio del Trabajo.
En vez de una reforma tributaria, Montenegro expone que se debe pensar en más transparencia: un gran sistema de planificación financiera que pueda ser consultado por todos los ciudadanos, que la Contraloría empiece a fiscalizar el gasto público, no solo por entidades, sino por proyectos de inversión. Y que todos los sectores —gremiales, privados y democráticos— exijan al Gobierno, a departamentos y municipios muchas más cuentas. Y finaliza: “no vale la pena una reforma sin debatir primero qué van a hacer para que el gasto público se torne más eficiente y transparente”.
Para construir una verdadera paz, Colombia debe cambiar el modo común de pensar.
Así lo recomienda José Amar en su artículo “Colombia, cambio cultural”, publicado en El Heraldo, en el que subraya que casi todos los colombianos nacieron en medio de un conflicto por el que “han acumulado grandes cantidades de dolor, de injusticias, y mucha rabia”.
Y a partir de esa idea, señala que la sociedad civil debe construir un distinto modo de ver la vida y sus valores. Lo que denomina “momento destructivo de ciertas creencias a un momento constructivo de una nueva cosmovisión”. Instaurar un “sentido común” caracterizado por los valores de la convivencia, la ciudadanía, la colaboración, el trabajo en equipo y el respeto a las ideas y a las formas diversas de vida.
Amar indica que quien tiene la oportunidad de liderar dicho proceso es el presidente Santos, acompañado del apoyo que recibió de empresarios y trabajadores, conservadores y liberales, así como la izquierda democrática.
También indica que el presidente reelecto tiene como tarea la de hacer funcionar de manera coherente a 3 poderes: las Fuerzas Armadas comprometidas con el proceso de paz, reforzar el sistema judicial y consolidar su gobernabilidad. Y concluye: los grandes cambios no deben ser solo económicos, sino también de “nuestras concepciones del mundo”.
Artículos fuente
6 puntos, 9 muertos – El País, Cali
Polarización (I) – El Espectador
Impuestos no, transparencia sí – El Espectador
Colombia, cambio cultural – El Heraldo
Fuente: PULZO.com
Deja tu comentario