El sollozo del campesino James Tenorio, al narrar el sentimiento que le produce volver a abrazar a sus vecinos que comenzaron a retornar a sus parcelas de las que huyeron amenazados por el conflicto armado, en el corregimiento de Bolívar en las montañas de Pradera, Valle, es el desahogo de las víctimas que hoy confían en vivir en paz.
“Mucha gente se fue por miedo, por amenazas, pero ahora han vuelto al territorio, me siento feliz de que la gente está volviendo”, afirma, mientras se acomoda la gorra y participa de los aplausos que acompañan la pavimentación de la única vía de acceso a Bolívar, cuyo peticionario en el año 2000 fue Cristóbal Bernal, presidente de la junta comunal quien murió a manos de grupos ilegales en ese mismo lugar, donde fue levantada una cruz y donde la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro y el alcalde de Pradera, Henry Devia, desatan la cinta de un sueño cumplido 17 años después.
“Desgraciadamente fue asesinado aquí con otro compañero por los paramilitares en el año 2001; él presentó este proyecto, ahora se dio y esto es duro, le vamos a poner el nombre de él en su memoria”, agrega James Tenorio.
Su corazón se llena de contento, aún más, cuando, tomado de la mano con la Gobernadora, ha escuchado el compromiso de apoyar la huerta escolar que volvieron a sembrar los niños de Bolívar y que su comunidad, al percibir más seguridad, quiere salir a recrearse y plantea la necesidad de que un terreno particular de los Molano sea cedido para adecuar una cancha de fútbol.
La Gobernadora que ha llegado por este último tramo de vía, camino de polvo y barro hasta el reciente pasado, sostiene que “esa es la gran ganancia de este proceso de paz, porque la gente que es del campo quiere retornar al campo y en Bolívar la comunidad está muy contenta de haber llegado nuevamente a su sitio, ya en paz, sin la injerencia de grupos armados”.
Mientras el alcalde Pradera, Henry Devia, se siente apoyado y la secretaria de gobierno local, Claudia Lucumí, aporta que están trabajando en más procesos de retorno en “ los corregimientos de El Líbano, Arenillo y La Luisa, y demanda de la unidad de víctimas y de la gobernación acompañamiento para que esta población sea sujeto de reparación y reubicación “, el campesino James Tenorio, habitante de esta tierra productora, entre otros, de piña, zapallo y cilantro cierra la jornada con una reflexión: la gente “volvió a coger ánimo de volver al campo, eso es lo que queremos, que transformemos este país entre todos”, y se despide con un fuerte apretón de manos de la Gobernadora del Valle, cuando comienza a salir el sol del mediodía en las montañas de Pradera, Valle.
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