Semana | Bogotá D.C. | 05 DIC 2013 – 10:11 am
En Colombia es frecuente que sucedan cosas absurdas e inverosímiles, pero muchas veces la crudeza de la realidad supera con creces la ficción.
Eso es precisamente lo que está a punto de ocurrir en Cartago, un municipio ubicado en el norte del Valle. Allí operan dos fundaciones (Teresita Cárdenas de Candelo y Despertando Corazones) que desde hace varios años atienden a casi medio millar de menores de edad. Su misión es proporcionarles abrigo, alimentación, capacitación en artes y oficios.
Lo absurdo de esta historia es que los menores beneficiados serán desalojados y lo inverosímil es que la orden proviene de uno de los religiosos capuchinos españoles más prestigiosos, quien promueve decenas de obras sociales en nuestro país.
Hace poco las directivas de las dos fundaciones recibieron una carta donde les dan ultimátum para “la entrega del inmueble dentro de los diez primeros días del mes de enero del 2014, totalmente desocupado de cosas, animales y personas”, dice textualmente el documento.
En ese mismo comunicado, les advierten que el contrato de comodato “no será renovado”, sin dar mucha explicación más allá que el argumento de vencimiento del mismo.
Si el anuncio de desalojo de una fundación que atiende niños de por sí es una noticia difícil de asimilar, más crudo es saber que la orden de semejante decisión proviene de uno de los gestores sociales más reconocidos en el país. Se trata del padre franciscano Juan Cañellas Barceló, presidente y tesorero de la prestigiosa fundación Servei Solidari i Missioners, Capuchinos de Cataluña y Baleares, más conocida como SSIM.
La indignación frente a este caso empeora cuando al preguntar, se establece que si bien esos centros de atención integral para niños y adolescentes son de Cañellas y su fundación SSIM, no ocurre lo mismo con los terrenos donde se construyeron, ya que esos predios fueron donados por la Diócesis de Cartago y su fundación la Corporación Diocesana, otra prestigiosa ONG de la iglesia católica en la región, reconocida por gestionar proyectos habitacionales, entre otras obras sociales.
De ahí que muchos no entienden la actitud de Cañellas. Si bien las sedes son una obra suya, contaron con el apoyo de otras organizaciones de la región y lo mínimo que esperarían es que se mantuvieran los programas sociales para los cuales se donaron los terrenos.
A través de SSIM, Cañellas ha desarrollado numerosas obras sociales en al menos 11 municipios del país, que van desde programas de capacitación, desarrollo integral y centros de nutrición, muchos de ellos en convenio con el ICBF. Sus obras existen en San Andrés; Bolombolo, Antioquia; Santa Rosa de Viterbo, Boyacá; La Tebaida, Quindío; Caquetá; Cartago, Alcalá, Ulloa, Obando, La Unión y Versalles, en el Valle.
Varios de esos proyectos sociales enfocados a la atención de niños en condiciones de pobreza y golpeados por la violencia le han permitido canalizar ayudas internacionales como la brindada por otra fundación española llamada Ordesa, que sólo en Colombia ya invirtió 110.000 euros a través de Cañellas, en los últimos diez años.
esas obras sociales han hecho merecedor a Cañellas de diversos reconocimientos locales e internacionales
Incluso, esas obras sociales han hecho merecedor a Cañellas de diversos reconocimientos locales e internacionales, como el galardón europeo de honor que le entregó el Consejo Superior de Doctores y Doctores Honoris Causa, de España.
Por todo lo anterior resulta increíble que sea el propio religioso el que ordene el desalojo de las sedes en las cuales operan dos de las fundaciones que él mismo ayudó a forjar.
Cuando este portal web contactó a Cañellas para preguntarle por la orden de desalojo, se mostró sorprendido y dijo no conocer la carta que notifica tal decisión. “Es imposible que yo haya dado esa orden. ¿Cómo voy a cerrar algo que yo mismo abrí?”, aseguró, tras explicar que quizá la carta fue enviada por sus abogados para presionar la actualización de los documentos que se requieren para renovar el comodato.
Sin embargo, ese argumento se cae de su peso porque el documento que notifica a las fundaciones de la no renovación del comodato y desalojo de las sedes aparece firmado por el propio Cañellas.
Consuelo Palau, presidente y gestora de la fundación Teresita Cárdenas de Candelo, una de las afectadas que operan en la sede de SSIM, manifestó que “si nos toca plantarnos en la calle con nuestros niños, lo haremos; pero no pensamos dejarnos sacar así de fácil”, advirtió la señora Palau tras aclarar que ante el asedio propusieron la compra de la sede, pero no han obtenido respuesta.
Explicó que casi todos los niños y adolescentes beneficiados con el programa son pobres, algunos de ellos fueron golpeados por la violencia y otros presentan problemas de drogadicción. Incluso, recordó que en el pasado, el pesista y medallista olímpicoÓscar Figueroa recibió ayuda de su fundación “y fue aquí que se inició en el deporte que hoy lo tiene en la gloria”.
La otra fundación afectada con la decisión de Cañellas se llama Despertando Corazones y su sede opera en un corregimiento de Cartago. Allí atiende 30 niñas y adolescentes en situación de abuso y explotación sexual, otras tienen con problemas de drogadicción. El lote de terreno de esa sede también fue donado por la Diócesis de Cartago.
Fuentes cercanas a la labor social de Cañellas explicaron que otra de las dificultades que enfrentanes el acoso de los bancos, “ya que las sedes donde desarrolla los programas integrales figuran como prenda de garantía para respaldar obligaciones financieras millonarias que al parecer han sido desatendidas”, precisó la fuente que pidió omitir su nombre.
Al respecto, el religioso Cañellas reconoció el problema con los bancos, pero aclaró que los procesos de embargo fueron suspendidos.
Finalmente, el capuchino insistió en que la amenaza de desalojo es falsa y prometió que en la tarde de este martes 3 de diciembre los abogados de su fundación se comunicarían con este portal web para aclarar el tema. Pero esa llamada jamás sucedió, al menos hasta el cierre de esta nota.
Como están las cosas, el medio millar de niños y adolescentes que comen, duermen y estudian en las sedes de Cañellas, ya están rezando para que el año nuevo no los coja de patitas en la calle y la amenaza de desalojo sea en verdad, un simple error.
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